Incertidumbre es la palabra que marca el inicio del año escolar 2016-2017. Fue este mismo lunes, 5 de septiembre, que el ministro de Educación, Rodulfo Pérez, informó que las clases no empezarían a mediados de mes, sino una semana después de la fecha prevista, el 26 de septiembre. Las listas de asistencia y tener docentes para todas las asignaturas suponen un reto para los planteles. Sin embargo, hay otro que viene preocupando a las comunidades educativas desde hace meses: La comida.
No tener para el desayuno ni para la merienda se convirtió en una razón de causa mayor para faltar al colegio. Lo que ofrecían en algunos comedores, a diferencia de la poca comida que unos pudiesen tener en casa, se volvió también un motivo para asistir a la escuela, más que las lecciones del día o ver a los compañeritos de clase.
“No vine a la escuela porque no tenía nada que comer” estuvo entre las razones de inasistencia de los colegios del país. Ahora, para el nuevo año escolar, los profesores ven un reto aún más grande. “El problema de la alimentación se ha vuelto muy importante para elregreso a clases“, dijo el secretario de educación del estado Miranda, Juan Maragal, “sin embargo, no puede ser una condición para que los salones se queden vacíos”.
El hambre de quienes se sientan en los pupitres es bien conocida por las autoridades escolares mirandinas. Durante el mes de agosto y hasta principios de septiembre, laGobernación de Miranda implementó un programa para que niños de bajos recursospudiesen alimentarse en las escuelas en temporada de vacaciones. En total, fueron atendidos 8 mil estudiantes diariamente en 133 planteles.
Sin embargo, una vez finalizado el programa y con la vuelta a clases, la realidad es aún más dura para los colegios: con el arranque del nuevo año escolar les toca alimentar a 100 mil niños de 400 planteles mirandinos.
“De enero a abril, dimos de comer a los estudiantes con un presupuesto de 400 millones de bolívares. En abril, llegó un crédito e invertimos otros 400 millones en comida que solo alcanzaron para mayo y junio”, contó Maragall, “calculamos cuánto nos sale eso ahora y solo el presupuesto de un mes es de 400 millones”.
Esta cifra solo corresponde a los gastos de alimentación; no obstante, Maragall indicó que la Gobernación no tiene recursos para cancelar a los docentes los aumentos salariales que tuvieron lugar en marzo y en agosto de este año.
Los problemas presupuestarios que padece la Gobernación mirandina han sido notificadas a las respectivas autoridades. No obstante, según Maragal, aún no reciben respuesta de laOficina Nacional de Presupuesto ni de parte de la Defensoría del Pueblo, esta última contactada en el pasado mes de junio.
“Los pocos recursos que nos quedan los vamos a invertir para funcionar en octubre; pero no descartamos esa posibilidad de necesitar ayuda”, dijo el secretario de educación del estado Miranda sobre recibir donativos y contar con la participación de voluntarios, como hizo laGobernación durante el programa vacacional. “Hemos resuelto dificultades de déficit presupuestario desde 2012, pero nunca de estas magnitudes”, añadió.
De tener que recortar el presupuesto, indicó que ya la Gobernación tiene identificadas unas 170 escuelas cuyos estudiantes se encuentran en niveles extremos de pobreza. Sin embargo, enfatizó que “todos los alumnos necesitan su programa de alimentación”.
La realidad de las escuelas de Fe y Alegría y de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) no es diferente. Los planteles que reciben alimentos de la Corporación Nacional de Alimentación Escolar (Cnae) han tenido un suministro deficiente e irregular; los que no, se las arreglan para poder darles de comer a los niños que faltan a clase por no tener nada en casa.
La profesora Trina Carmona, presidenta de Avec, explicó a Efecto Cocuyo que la asociación realizará un sondeo en los mil 100 planteles afiliados para conocer sobre la situación de los estudiantes: su poder adquisitivo y la calidad y la frecuencia de las comidas que reciben al día.
Sobre el suministro de alimentos por parte del Cnae, la docente dijo que en algunos colegios funcionó; mientras que en otros las dificultades prevalecían. “A veces llegaba unos días y otros no. En algunas oportunidades llegaba un alimento, como pasta o arrozsolamente, y la gente tenía que buscar cómo conseguir los vegetales o la proteína“, contó. Sin embargo, había una constante: “Siempre hubo déficit”.
En las escuelas donde no llega el programa de alimentación le ha tocado arreglárselas padres y representantes. En las comunidades, explicó Carmona, se ponen de acuerdo para conseguir donativos, en efectivo o en comida, para que los niños más pobres puedan asistir al colegio. Así, en un acuerdo con un bodeguero, un pequeño grupo de estudiantes puede calmar el hambre mientras está en el salón de clases.
Para Carmona, el año escolar 2016-2017 pinta más difícil que el anterior. Sin embargo, el secretario de educación de la Gobernación de Miranda insiste en que, a pesar de las dificultades, las clases se deben mantener. “Debemos tener la flexibilidad y la creatividadnecesaria para afrontar esta situación”, dijo Maragall, “es fundamental que se inicien las clases: La escuela es el principal espacio de protección de los alumnos
Efecto Cocuyo