Las salas de emergencias de los hospitales de Caracas, están a punto de cerrar, sobresaturadas, improvisadas y sin residentes; este es el diagnostico que hacen los médicos sobre el estado en el que se encuentran.
La emergencia del Pérez Carreño, que recibe hasta 700 pacientes diarios actualmente intenta funcionar con uno o dos residentes de Medicina Interna, luego de que renunciaran cinco, presionados por el exceso de trabajo y la falta de insumos. El tomógrafo está dañado, el resonador y los escáners también. Hay escasez de medicamentos y déficit de material médico quirúrgico.
El caos se adueñó de las emergencias. Ya sea porque se encuentran en remodelación y funcionan en un espacio mucho menor o porque no hay médicos residentes para atender las urgencias, en Caracas unas seis salas redujeron hasta en un 50% la atención de pacientes.
Una de las mejor equipadas de la capital, la del Hospital Universitario, trabaja limitada. «Debería tener 20 médicos y funciona con seis. Esto retrasa la atención y hace que veamos menos pacientes», señaló el jefe de la sala, Mauricio Rondón.
Las 420 emergencias diarias que se atendían en promedio durante el 2009, luego de la reinauguración del servicio, ahora se redujeron a 230 al día.
En la maternidad Concepción Palacios la emergencia se está remodelando desde hace tres meses. Giannina Sue, de la Sociedad Médica, dijo que se habilitó un área en el segundo piso, con limitaciones. No hay sala de espera, y no se puede atender el mismo número de pacientes. «Ahora atendemos una mujer por vez en lugar de tres, por el número de cubículos».
La sala de urgencias del hospital de niños JM de Los Ríos está diseñada para atender a 25 personas, pero cinco cupos están bloqueados por el deterioro de una parte de la infraestructura. Sin embargo, siguen recibiendo por encima de 25 emergencias diarias. «Cuando llegan acá ya han pasado antes por tres o cuatro hospitales. Estamos saturados, a veces amanecen dos pacientes por camilla o en silla de rueda», cuenta Huníades Urbina, jefe de la emergencia del JM de Los Ríos, donde el talón de Aquiles también es el déficit de personal. «Hay seis residentes y deberíamos tener nueve y al hospital le faltan 300 enfermeras».
La comunidad de San José siente las consecuencias de que en el hospital Rísquez, (Cotiza), solo queden dos residentes de Medicina Interna. A la sala de urgencias acuden unos 150 pacientes diarios. «Se les aplica los tratamientos y se les manda a su casa. Este centro necesita diez residentes y aunque hemos organizado protestas el Ministerio de Salud no nos ha respondido», dijo Marlene Camacho, delegada sindical.
La emergencia pediátrica del hospital de Lídice cumplió tres años cerrada por remodelación. Los trabajos ya culminaron y su inauguración se espera en breve, pero cuando esto ocurra no podrá funcionar a su máxima capacidad. «Nos hacen falta once residentes y seis especialistas», precisa Manuel Parra y agrega que la emergencia pediátrica y la de adultos reciben cada una entre 80 y 100 pacientes al día.
«Ambas están sobresaturadas. La de niños ha venido funcionando en un espacio pequeño que improvisamos en el área de hospitalización».
En el Magallanes de Catia le ponen horario a las emergencias. La sala de urgencias pediátricas funciona hasta la 1 p.m. por falta de residentes de Pediatría. Y la de adultos dos días a la semana se queda sin médicos internistas de guardia. «Si llega un infarto o una crisis hipertensiva no se pueden atender», dice Rosa Torrealba, de la Sociedad Médica del Magallanes.
El pasado 26 de junio la crisis de la sala de emergencia fue tal que la Defensoría del Pueblo se hizo presente en el lugar y levantó un acto según la cual el servicio no estaba apto para funcionar. «Casi se cierra la emergencia, no había material médico quirúrgico, gasas, compresas ni inyectadoras. Tampoco médicos», dijo Torrealba.
La emergencia de adultos y la pediátrica en el hospital Vargas están cerradas por remodelaciones desde el 2007. En la sala 20 y en la 13 funcionan de manera improvisada las urgencias y con horario restringido. Reciben pacientes desde las 7 a.m. hasta las 7 p.m.
Con el cierre de la emergencia y quirófanos, el Vargas redujo su capacidad de atención de pacientes en más de 40%.
Además del déficit de médicos y de las remodelaciones, Parra considera que la crisis en las salas de emergencia se agudiza, porque los usuarios no acuden a la red primaria de ambulatorios, en parte porque no confían en ella y porque allí el servicio también es deficiente. «No hay buena atención ni control. Pero hay muchas patologías simples que se podrían resolver allí. También falta un engranaje entre la red primaria, la secundaria y la terciaria». (EU; 02.08.2010)