En septiembre pasado en Aporrea.org apareció un interesante artículo titulado: “Sinfonía de un desfalco a la Nación: Tocata y fuga… de Capitales”[1]. Según los autores, este artículo es “parte de una investigación con la que buscamos develar la radiografía de la actual crisis económica: un verdadero desfalco a la nación”.
En su análisis los autores dejan ver que la expoliación a la nación es obra de la actual camarilla gobernante en la que el fallecido comandante Chávez no tiene nada que ver. En una suerte de huida hacia adelante y “prisioneros de su reciente pasado”, quienes escriben no han podido ocultar que la mayor fuga de capitales se produce en el período 2005-2011[2], precisamente bajo el mando absoluto de Chávez; no obstante, ante tamaña evidencia, se empeñan en librarle de responsabilidad y además reclaman la herencia de un supuesto legado del fallecido presidente.
Es indudable que la mayor fuga de capital que se ha producido en el país en este período “revolucionario” ha sido a través de CADIVI, SITME, compra de petróleo en el exterior y, sobre todo, a través de esa centrifuga llamada el Fondo Chino, una de las mayores estafas cometidas contra Venezuela. Sin embargo, la fuga de capital vía Cuba ha sido un mecanismo sostenido de transferencia de capital nada despreciable a lo largo de 15 años. Como prueba de ello, hemos tomado un ejemplo de esta transferencia estudiando un acuerdo de compensación de deuda firmado en enero del 2012, entre PDVSA y el Banco Nacional de Cuba, bajo el mandato de Chávez.
En efecto, el 27 de enero del 2012 se firmó en Caracas el ACUERDO DE COMPENSACIÓN DE DEUDAS, entre PDVSA y el Banco Nacional de Cuba, conocido como Intercambio de Bienes y Servicios del Cuarto Trimestre Año 2011[3], mediante el cual Cuba le cobra a Venezuela los servicios médicos prestados en el último trimestre del 2011. En el citado Acuerdo se lee:
“Que los servicios prestados por parte de la República de Cuba, comprendidos entre el 1º de octubre de 2011 al 31 de diciembre de 2011, alcanzan la suma total de Un Mil Doscientos Setenta y Cinco Millones Nueve Mil Ochocientos Veinticuatro dólares de los Estados Unidos de América con Cincuenta y Cinco Centavos (USD 1.275.009.824,55), según consta en las facturas emitidas por la Misión Médica Cubana radicada en la República Bolivariana de Venezuela”[4]
En pocas palabras, Cuba le cobra 1.275 millones de dólares a Venezuela por 92 días de servicios médicos, lo que indica que Venezuela pagó a los “solidarios, desprendidos e internacionalistas hermanos cubanos”, fieles seguidores del ejemplo del médico Ernesto Che Guevara, la módica suma de 13.858.695,65 de dólares diarios. Para que se entienda más claro: por cada día de asistencia médica, Venezuela pagó, no a los médicos sino a la burocracia cubana, TRECE MILLONES OCHOCIENTEOS CINCUENTA Y OCHO MIL SEISCIENTOS NOVENTA Y CINCO DOLARES CON SESENTA Y CINCO CENTAVOS en el último trimestre del 2011.
En ese mismo año, el Ministerio del Poder Popular Para la Salud recibió un presupuesto de 17.931,50 millardos de bolívares[5]. Esto significa que mientras el gobierno destinó a la salud de los venezolanos, a través de su principal organismo como es el Ministerio de Salud, un poco más de 4.170 millones de dólares[6], en el mismo periodo la burocracia cubana se embolsilló unos 5.700 millones de dólares, una cifra equivalente al 113% del presupuesto del Ministerio de Salud de Venezuela. Esta cifra es un sencillo ejemplo de cómo opera la fuga de capital o transferencia oculta de beneficio entre las burocracias de Cuba y Venezuela, y muestra como la Isla es el perfecto paraíso fiscal de la corrompida “izquierda” venezolana[7].
Pero el pago de la misión médica cubana va más allá. En ese mismo período PDVSA envía a Cuba petróleo por un valor de USD 1.002.558.924,55. Según el Informe de Gestión Anual 2012 de PDVSA, la empresa despachó a la isla 104.000 B/días[8], a un precio de exportación de 103,42[9]. Por lo tanto, en la cláusula tercera del Acuerdo donde se llega a la compensación de las deudas entre los dos países, se establece que los 9.700.000 barriles de petróleo y productos que se han enviado a Cuba, esa cantidad de petróleo no era suficiente para el pago de los servicios de la misión médica cubana en ese período, por lo que todavía Venezuela le debía a Cuba 272.450.900,00 millones de dólares.
Para terminar de compensar la deuda, las partes establecen que:
“La diferencia a favor de la República de Cuba por los servicios prestados durante el período comprendido entre el 1º de octubre de 2011 al 31 de diciembre de 2011, es decir, la cantidad de Doscientos Setenta y Dos Millones Cuatrocientos Cincuenta Mil Novecientos dólares de los Estados Unidos de América con Cero centavos (USD 272.450.900,00) será extinguida de la siguiente manera: (i) la cantidad de Ciento Sesenta y Tres Millones Cuatrocientos Setenta Mil Quinientos Cuarenta dólares de los Estados Unidos de América con Cero centavos (USD 163.470.540,00), se pagan en efectivo según se especifica en el Anexo A del presente Acuerdo; y (ii) PDVSA entregará al BANCO NACIONAL DE CUBA como dación en pago por las obligaciones pendientes de pago, Títulos Valores emitidos por el BANCO NACIONAL DE CUBA por la cantidad de Ciento Ocho Millones Novecientos Ochenta Mil Trescientos Sesenta dólares de los Estados Unidos de América con Cero centavos (USD 108.980.360,00) endosados a la orden de la República Bolivariana de Venezuela, por órgano del Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas”[10].
De tal manera que no solo le mandamos en el 2011 a Cuba 104.000 barriles diarios de petróleo y derivados como parte de pago por la “desinteresada ayuda médica cubana”, sino que se le pagó en efectivo a la burocracia cubana 163,47 millones de dólares y además de eso nos endeudamos con 108,98 millones en títulos valores, que indudablemente Cuba puede usar en el mercado internacional como parte de pago.
A menudo se reseñan dos negocios insuperables en toda la historia de la humanidad: las Capitulaciones de Santa Fe, un documento que recoge los acuerdos de negociación entre los Reyes Católicos de Castilla y Aragón y Cristóbal Colón, y luego el cambio de oro por espejitos hechos por Colón a los indígenas del llamado Nuevo Mundo. Hoy en Venezuela, en pleno siglo XXI, se repite la historia de 1492; pero si aquellos antepasados nuestros hicieron el intercambio por ingenuidad, estos ladrones que manejan las finanzas públicas lo hacen con premeditación, alevosía y ventaja. No en vano los amigos de Marea Socialista y otros articulistas de Aporrea.org les califican como: “Una camarilla desfalcadora, una mafia de delincuentes que han cobrado muy caro, el servicio al capital financiero no solo por privatizar el principal yacimiento petrolero del Hemisferio Occidental, sino quebrar a un país con las mayores reservas petroleras del mundo”.
Quienes crean, tanto en la oposición como dentro de los simpatizantes del chavismo, que este ejército de intervención que viene ocupado al país desde hace 15 años no cuenta con el apoyo del capital financiero internacional, es bueno que se pregunten: ¿Quién está comprando la deuda externa de Venezuela?, en el preciso momento cuando el Sr. Maduro saca a relucir su pasado de judío sefardí al reunirse con el Congreso de sus paisanos de New York. Providencias históricas que una parte de los judíos sefardíes acompañaran a los conquistadores españoles y portugueses cuando el genocidio americano. Tal vez por este “pasado glorioso” el Sr. Maduro sacó a relucir su ascendencia judía. En fin, bien lo dijo Simone de Beauvoir: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. (El Libertario, Grupo de Estudio y Trabajo Jesús Alberto Márquez Finol 27.10.2014 )