En octubre, los pacientes con cáncer que residen en el estado Falcón cumplirán un año sin recibir tratamiento porque la unidad de radioterapia del Hospital General Dr. José Ángel Lugo no funciona desde hace diez meses, cuando se quemó una tarjeta inteligente del acelerador lineal en uno de los tantos apagones que se registran a diario en la entidad.
Se conoció que no han cambiado la tarjeta inteligente del equipo porque no ha llegado la de reemplazo al país, a pesar de que se anunció, hace cinco meses, que el convenio Argentina-Venezuela se había reactivado y pronto llegarían los técnicos para cambiar la tarjeta y aplicar mecanismos que permitan proteger los aparatos de última tecnología.
Ernestina Arguelles, familiar de Enmanuella Zárraga, una paciente con cáncer, señaló que les dijeron que la demora se debía a inconvenientes con el convenio Argentina-Venezuela y la empresa Meditron.
“Todo está solucionado. En unos 15 días llegan los técnicos para solventar el problema”, dijo Jorge Haskour, el titular de Salud de la entidad en marzo pasado.
En la unidad de radioterapia del hospital general Dr. José Ángel Lugo se atendían a diario hasta a 60 pacientes con varios tipos de cáncer, no sólo de esa entidad sino también de Zulia, Miranda y Mérida, en donde las unidades de radioterapia de los hospitales también están dañadas.
Promesas incumplidas
En febrero pasado, el gobierno regional prometió resolver el problema en 20 días. La gravedad de la situación en ese momento ameritó la intervención del Consejo Legislativo, que interpeló a Haskour.
Durante la interpelación, el diputado nacional Henry Ventura se reunió con pacientes con cáncer y prometió una solución efectiva en menos de tres meses.
Sin embargo, el problema persiste. La sala de espera de la unidad está desolada a pesar de que el personal cumple horarios.
Los pacientes con cáncer de esa entidad deben ir a otros estados, como Caracas, Carabobo, Lara y Zulia, para recibir tratamiento. A la mayoría los mandan al hospital oncológico José María Prada de Barquisimeto.
“Vamos allá a aventurarnos. Aunque el tratamiento es gratuito, se gasta en alojamiento y comida”, dijo Erica Espinoza, cuya hermana es atendida en ese centro de salud.
El padre de Eric Chirinos requiere 30 sesiones de radioterapia en una clínica. “Son 8.000 bolívares que debemos pagar por cada sesión. ¿De dónde sacaremos el dinero?”. El costo de las 30 sesiones es de 240.000 bolívares.
Esperanza Delgado, paciente con cáncer de cuello uterino, considera que el manejo de la situación es macabro: “Estamos jugando con la delgada línea entre la vida y la muerte. Al menos me hacen las braquiterapias que requiero para mi tratamiento, pero los gammagramas de seguimiento no lo están realizando”.
La interpelación de Jorge Haskour no resuelve las dudas de pacientes y familiares. “La solución no depende del Ejecutivo regional. Se cuenta con el dinero y estamos a la espera de los expertos”, dijo durante su interrogatorio ante el órgano legislativo de la entidad.
La presunta investigación que adelanta la Comisión de Asuntos Públicos del Consejo Legislativo, presidida por el diputado del MEP, Nery Díaz, no ha sido suficiente para que los enfermos de cáncer.
“Espero lentamente la muerte porque no puedo pagar el tratamiento en una clínica”, dijo Betulio López, que padece cáncer de páncreas.
Precariedad en Pediatría
La falta de oncólogos pediatras tiene consecuencias. Hace días, un niño de 5 años de edad con aplasia medular murió porque no hay asistencia técnica ni oncológica en el Hospital Universitario Dr. Alfredo Van Grieken.
La precariedad de la atención pediátrica no se limita al área oncológica. En el cuarto piso de ese hospital, donde funciona la atención de niños y neonatos con 70 camas, no hay una Unidad de Cuidados Intensivos para niños ni unidad de quemados.
A pesar de eso, sólo durante el asueto siete niños han ingresado con quemaduras y han debido ser transferidos a la unidad de caumatología del hospital Coromoto en Maracaibo, en el estado Zulia.
Para recodar
Esta es la segunda vez que se daña la tarjeta inteligente del acelerador lineal del Hospital General Dr. José Ángel Lugo. Sin embargo, en esa ocasión la máquina ha estado inactiva durante más tiempo.
La primera vez fue en mayo de 2012 y el equipo estuvo paralizado durante cinco meses. El 24 de octubre de ese año comenzó a funcionar otra vez luego que el Estado compró la tarjeta y personal especializado argentino colocó el dispositivo.
Sin embargo, diez días después se volvió a quemar y desde entonces no funciona. (Joanne López, El Nacional, 26.08.13)