Los medicamentos orales destinados al tratamiento de pacientes que padecen de epilepsia, son los principales ausentes en las farmacias, al menos desde hace dos meses.
La expresidenta del Colegio de Farmacéuticos de Anzoátegui y regente de la farmacia Ortopédica en Barcelona, Yolanda Carrasquel, aseguró que la falla de medicamentos se da de forma intermitente.
Explicó que hace unos meses no se encontraban los hipoglicemiantes orales, pero ahora son los anticonsulvisantes orales Dilantin, Dantoinal y Fentoinal, los “desaparecidos”.
También está fallando la leche magnesia, el Glucogafe regulado, cuyo valor es de Bs 3,50; así como el Ativan de 1 y 2 miligramos, psicotrópico que asegura Carrasquel no aparecerá en lo que resta de año.
No descarta que ese “ir y venir” de los fármacos, responda a la cantidad de trámites burocráticos que se deben cumplir para obtener divisas. Sostiene que el Gobierno nacional está dando dólares preferenciales al sector farmacéutico, pero el proceso tarda de 90 a 120 días, sin contar el tiempo que se requiere para la nacionalización de los medicamentos en los puertos.
Sobre los precios, dijo que cada vez hay más variación. Por ejemplo, indicó Carrasquel, luego de la escasez de las soluciones parenterales y de rehidratación oral, que empezó a finales de 2011 y se extendió hasta principios de 2012, los sueros orales reaparecieron, en su mayoría, a un costo de Bs 30, cuando antes valían Bs 8.
Ausentes
El gerente del grupo de Farmacias OK, Kaled El Jaouhari, ratificó que hay escasez de los antiepilépticos Dilantin, Dantoinal, Fentoinal y también de Tegretol.
Respalda la hipótesis de Carrasquel de que los medicamentos “aparecen y desaparecen” debido a la demora en la entrega de divisas a los laboratorios.
Dijo que el Euthyrox es un fármaco que también muy buscado, pero también está desaparecido y se usa para tratamientos relacionados con la tiroides.
Aseguró que el Glucogafe regulado y otros medicamentos, cuyos precios están bajo control, no se consiguen, pero cuestionó que cuando llegan los pacientes compran hasta seis cajas, pues considera que esto contribuye a su escasez. “Eso, aunado a que la poca producción de parte de los laboratorios por la baja rentabilidad, hace que se agoten muy rápido”. (El Tiempo, 09.07.12)