Los niños y adolescentes con cardiopatías congénitas que acuden al Hospital de Niños J.M. de los Ríos y que necesitan cirugía cardiovascular o cateterismo cardíaco no pueden ser atendidos en este centro por falta de insumos y equipos obsoletos y deteriorados.
Los recursos que requiere el Hospital de Niños deberían llegar a través del Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano (HCIL), gracias a un convenio firmado hace varios años y que funcionó hasta 2009 cuando el Cardiológico se ha venido negando a pagar los insumos, inicialmente de manera selectiva, y hace 19 meses sin enviar prácticamente nada.
«Estamos en cierre técnico, trabajando con lo poco que queda en existencia, con material reesterilizado y con ayudas puntuales que hemos pedido», informó Federico Borges, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital de Niños.
Los equipos de Hemodinamia y los ecos son los mismos hace once años y se han venido deteriorando por el uso constante. «Los hemos arreglado de manera casera porque las autoridades no nos dan recursos para su mantenimiento. Funcionan a medias, con remiendos de tirro y pega loca».
Por esta crisis, el Servicio de Hemodinamia, que venía realizando 350 cateterismos al año, en lo que va de 2014 apenas ha resuelto seis casos, gracias a un aporte solicitado al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
Borges explica que tocando las puertas de la fundación de la ONA (Fundapret) logró una donación para hacer 100 cateterismos entre diciembre de 2012 y marzo de 2013. «El resto de 2013 resolvimos 50 casos consiguiendo ayudas puntuales». Por su parte, el Servicio de Cirugía Cardiovascular del J.M. no opera prácticamente ningún paciente hace tres años, cuando en su mejor año llegó a operar a 250 niños.
«El que está resolviendo los casos quirúrgicos es el hospital Cardiológico Infantil. Desde 2011 hasta lo que va de año, el Hospital de Niños ha remitido 835 pacientes para ser operados allí, pero han sido resueltos 20%, por lo que 650 pacientes nuestros están en lista de espera», explica Borges.
Además del J.M. de los Ríos, el Cardiológico recibe pacientes de otros 19 centros, que también sufren por falta de insumos y equipos.
Desde sus inicios, hace ocho años, la intención del HCIL, expresada en una reunión de la Sociedad Venezolana de Cardiología, era centralizar todas las cirugías de niños cardiópatas, cerrando los demás servicios para lograr que el personal médico de estos centros se viese obligado a migrar al Cardiológico y así cubrir su déficit de especialistas y poder alcanzar su oferta inicial, que era operar entre 2.500 y 3.500 casos anuales.
La meta está lejos de cumplirse pues en su mejor año el HCIL ha realizado 650 cirugías y, según cifras extraoficiales, hoy tiene una lista de espera superior a los 7 mil pacientes.
A juicio de Borges, las cifras demuestran que el HCIL no puede resolver todas las necesidades de los niños cardiópatas del país, por lo que es necesario reactivar todos los centros de cardiología para que puedan operar.
«Si los servicios del J.M., del hospital Universitario, del Pérez Carreño, y los que existen en Maracaibo, Mérida y Barquisimeto, funcionaran bien, no habría lista de espera». (Delia Meneses, El Universal, 14.04.14)