Tras aguardar en vano respuestas por parte de la industria petrolera, este miércoles, numerosos residentes de los sectores Campo Mensual y El Planchazo, en Buena Vista, impidieron el paso a las zonas operativas de Pdvsa Gas ubicadas en las márgenes del río Guario como medida de protesta ante los daños ocasionados tras un derrame de crudo y parafina registrado hace 22 días, el cual también podría destruir unas 300 hectáreas de cultivos.
Desde las cinco y hasta las once de la mañana, los manifestantes colocaron barricadas hechas con todo tipo de escombros en la vía rural que lleva desde la carretera Anaco-Santa Ana hacia varios pozos y patios de bombeo que se encuentran en las inmediaciones del afluente, situación que alteró las rutinarias actividades de la estatal petrolera.
Marisol Peña, una de las productoras perjudicadas, destacó que «una vez detectado este problema, la queja fue interpuesta en varias ocasiones ante la gerencia de la empresa, pero sin obtener hasta un resultado positivo, pues esos productos químicos siguen derramándose y contaminando el río, razón por la que en asamblea de ciudadanos efectuada el martes en la noche, decidimos salir a la calle y manifestar».
Señaló que «otros sectores, como San Antonio, Bajo Lindo, Guario I, Campo de Zinc o Choro-Choro, también se han visto afectados por este vertido, el cual podría llevar a la quiebra absoluta a unos 400 productores agrarios, pues un nuevo desborde de este cauce cubriría con agua contaminada numerosas plantaciones de diversos rubros».
«Lo peor es que esas tierras quedarían por completo inutilizables, pues el petróleo y la parafina tienden a impregnar la capa vegetal hasta varios metros de profundidad».
Peña indicó que la medida de protesta «continuará hasta tanto se inicie la recolección de esos contaminantes».
Lorgina Santamaría, otra manifestante, exigió al holding energético «comenzar de inmediato el saneamiento de los ocho kilómetros que han sido cubiertos por los hidrocarburos, incluyendo en esos trabajos a residentes desempleados de las comunidades adyacentes al derrame».
Recordó que el fuerte olor a combustible ya ha causado afecciones respiratorias en niños y adultos mayores, «muchos de los cuales han debido ser atendidos de emergencia por cuadros de asma y asfixia».
«Adicionalmente, cada día que pasa es mayor el número de animales muertos, especialmente aves, lagartos y tortugas, que encontramos en nuestros terrenos de cultivo, por lo que esperamos que el daño ocasionado a la flora y fauna no sea permanente y sobre todo grave».(Mundo Oriental, 29.11.12)