Si bien Carmen Raquel Benavides comenzó a cuidar de Manak Karán hace casi 30 años, recientemente ella y su familia recibieron un aporte económico que les permitirá materializar su Proyecto de Recuperación Productiva de Manak Karán.
Este impulso llegó a través Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (FMAM-ONU) en alianza con el Consejo Comunal de Karawaré Tuy, del cual forma parte Carmen Raquel Benavides, quien además integra la junta directiva de la Fundación Mujeres del Agua.
En una primera fase del proyecto, Carmen Raquel y sus hijas, con el apoyo de sus familiares y vecinos, equiparán el restaurante, lo cual les permitirá comenzar a trabajar e iniciarán los talleres bilingües (pemón-español) para la formación de jóvenes locales como guías intérpretes de la naturaleza.
Pero además, ellas vienen contando y seguirán contando con el acompañamiento de Atilano Azuaje, de la Asociación Civil La Cosecha, un técnico, con más de tres décadas de presencia en la zona, a quien reconoce como «un hermano».
Manak Karán, conocido por lo no indígenas como El Cajón, es un río de enormes lajas que tomó su nombre del espíritu femenino al cual los pemón taurepán identifican como el cuidador de las aguas amarillentas del lugar. Luego, llegaron los mineros artesanales, los llamados paleros, en busca de oro y diamantes.
Carmen Raquel, quien nació en la comunidad de Waiparú, pero ha vivido buena parte de su vida en Karawaretuy (El Paují), se asentó en Manak Karán a mediados de los ochenta y allí vivió durante casi una década. Pero, al nacer sus hijas, decidió volver a Karawaré Tuy, para estar más cerca de su familia, y, desde entonces, los mineros de las máquinas empezaron a trabajar el río y sus orillas.
No obstante, aunque no viviera permanentemente en el sitio, Carmen Raquel, decidió continuar cuidándolo desde los días en que se desempeñó como capitana de Karawaré Tuy (2007-2008). A todo el que se atrevió a colocar sus motores en el río, le dio un plazo de horas para sacarlo, comenzó a reforestar con plantas de roroi yek (merey de montaña) y promovió una idea productiva para la recuperación de un lugar que describe como «hermoso, muy especial».
Actualmente, en la zona de El Paují hay más minería destructiva que nunca y, sin embargo, las aguas de El Cajón permanecen cristalinas. Se trata, vale destacar, del esfuerzo y logro de una mujer, madre de tres hijas, lideresa, quien se ha dedicado a construir y recuperar en donde otros dejaron destrucción.
Aún hay mucho por hacer: «Han trabajado encima de la laja entonces queda el peladero, el arenero», relata ella. «Todavía, después de diez años, se siguen abriendo cárcavas producto de una minería irracional», nos contó Atilano Azuaje.
El Proyecto de Recuperación Productiva de Manak Karán incluye, además del restaurante y la formación de guías, la definición de un sendero de interpretación de la naturaleza y la reforestación, con especies autóctonas, de las áreas intervenidas por la minería.
Azuaje comentó que en un año como 2015, de extrema sequía, durante el cual los caudales de los ríos locales han descendido considerablemente, «se pone en evidencia, la importancia de la recuperación de cuencas».
Otra oportunidad
El Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (FMAM-ONU), en alianza con la Fundación Mujeres del Agua y La Cosecha, también benefició al proyecto Unmoró Tuy Pon, una expresión pemón que se traduce como Mi conuco en la Sabana.
El objetivo de Margarita García y Elba Benavides es hacer de los patios de sus casas lugares productivos, desarrollar espacios para el procesamiento de alimentos y de tal manera tener las cosechas cerca y sin necesidad de deforestar espacios boscosos, como es tradición entre los pemón.
Ambos planteamientos fueron concebidos durante los talleres de Formulación de Proyectos y Manejo Sustentable de Cuencas que impulsaron la Fundación Mujeres del Agua y la Asociación Civil La Cosecha entre 2013-2014. (Por Morelia Morillo. Fotografías: Cortesía de Atilano Azuaje)