Edgar Campos llora tras cinco días en el portón administrativo de CVG Carbonorca. Dice que no quiere llorar, que quiere ser fuerte, pero está indignado. No entiende por qué la saña, ni por qué se le acusa de daño patrimonial por haber movido una maquinaria en 2014 para resolver una contingencia.
Por eso sentencia que es un pase de factura del presidente de la estatal, Juan José Méndez. ¿Por qué? Por su espíritu contestatario, por su historial sindical y por no quedarse callado.
Tras 18 años de servicio en la productora de ánodos, la empresa que pasa más tiempo parada que produciendo, Campos cumple cinco días en huelga de hambre pese a tiene múltiples afecciones entre ellas diabetes.
“El compañero Marcano me dijo que me iba a ayudar, que yo podía entrar y salir incapacitado por todas las cosas que tengo, ese era el trato, pero se han burlado de él y de mí”, dijo Campos, al referirse al acuerdo que había llegado el sindicato con el entonces presidente de la Corporación del Aluminio, Ángel Marcano.
Pero tras dos meses de su despido, nada ha pasado, ni siquiera una reunión con el presidente de la fábrica.
Este viernes, Campos comenzaba a descompensarse luego de cinco días en huelga de hambre. Además de problemas cardíacos, padece de diabetes y afecciones respiratorias.
Para el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Carbonorca (Sutracarbonorca), Ramón Espino, la decisión es un pase de factura.
De hecho, el expediente fue reabierto justo cuando el sindicato emprendía una manifestación por el reclamo del tabulador, restitución del transporte para los empleados y pago de deudas.
Se trata del segundo caso de despido en lo que va de 2015 en Carbonorca. El 25 de marzo el ingeniero Diego Carreo, con 21 años de servicio, fue notificado luego de que se negara a firmar en la campaña emprendida por el chavismo para la derogación del decreto de Estados Unidos que mencionaba a Venezuela como una amenaza.