La detención del ex presidente de Ferrominera Orinoco, Radwan Sabbagh, no fue suficiente para que los trabajadores levantaran la huelga este jueves.
El mandatario Nicolás Maduro no convenció a la mayoría de los ferromineros que se mantuvieron inamovibles en su decisión de continuar la paralización de los despachos de mineral de hierro -que cumple 12 días- hasta que les paguen o se produzca una oferta.
“A mis queridos compañeros, hermanos de trabajo y de clase de Ferrominera Orinoco, compañeros y compañeras, con esa empresa pública socialista lo que hay que hacer es trabajar para producir y cuenten conmigo para combatir la corrupción, lo mal hecho y los problemas y asuntos pendientes vamos a conversarlos, vamos a conversarlos produciendo. Un saludo a la clase obrera de Guayana”, dijo el miércoles y ayer, una vez más, desde Táchira el mandatario nacional.
Sin embargo, el llamado al trabajo encubría la decisión de militarizar la empresa. A las 3:00 de la tarde varios contingentes de la Guardia Nacional tomaron el control de la fábrica.
El personal del edificio administrativo no pudo entrar a sus oficinas luego del almuerzo por orden de la nueva gerencia y los ferromineros del turno de 3:00 de la tarde a 11:00 de la noche, en su mayoría, no se les permitió el paso a la estatal.
Desde el fin de semana pasado, Ferrominera había intentado aplicar el plan de contingencia sin éxito, encontrando resistencia en áreas medulares como ferrocarril del que depende el traslado del mineral de hierro desde las minas -en Ciudad Piar- hasta el área de procesamiento en Ciudad Guayana.
El secretario general del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera Orinoco (Sintraferrominera), Rubén González, informó que las últimas reuniones con el presidente de la CVG, Carlos Osorio y el titular de la fábrica, Iván Hernández, habían fracasado.
“Mandaron un convoy a intimidar a los trabajadores, ellos están utilizando todo el poder del Estado. Nos están tratando como unos vulgares delincuentes”, dijo el dirigente en conversación telefónica desde el área de ferrocarril.
De acuerdo con González, la reunión con el nuevo gerente general de operaciones, el coronel Basilio Labrador, quien también está asignado en la dirección de abastecimiento de Sidor, el presidente de la CVG y Hernández no rindió frutos “porque no ofrecen nada”.
“Absolutamente nada, no quieren resolver nada”, insistió. El dirigente no profundizó sobre los puntos de tranca en la negociación que incluye desde el diferencial por concepto de anticipo contractual hasta la incorporación de los seis trabajadores despedidos en el 2011.
“Ellos fueron a hablar allí y luego el presidente dijo que el juego estaba trancado”, agregó.
Debilitando la protesta
En otras áreas la presencia de la Guardia Nacional surtió efecto. Trabajadores que permanecían desde la mañana en el área dijeron estar dispuestos a retomar la producción si se les garantizaba la seguridad.
Algunos ferromineros comentaron que tras 11 días de huelgas las pérdidas de la fábrica podrían empeorar la crisis, de modo que estaban de acuerdo con reanudar las operaciones siempre y cuando no se produjera un enfrentamiento entre compañeros de trabajo.
Pese a la disposición de algunos, la conjugación de la destitución de Sabbagh, el atizado conflicto puertas adentro, los cambios gerenciales confirmados por el Ministerio de Industrias, la molestia del personal y la intervención de militares hizo cuesta arriba llegar a un acuerdo antes de la medianoche.
Son varios los factores que obstaculizan la conciliación. La medición de fuerzas militares versus sindicato, los prejuicios políticos, las viudas del poder, el difuso control de la empresa por parte del Gobierno y la difícil situación financiera de la estatal son algunos de los elementos que perjudican la trastocada paz laboral en Ferrominera.
Investigación a fondo
Los trabajadores, aunque ven positiva la detención de Sabbagh, exigen que esa investigación se extienda a todas las gerencias. “Esto ha sido un robo descarado”, dijo Yoel Cañas, un técnico con 23 años de servicio, en referencia a la investigación.
Desde el portón I de la fábrica el trabajador cuestionó que se haya militarizado la estatal y se mantenga una postura intransigente para resolver el conflicto.
En general los ferromineros valoran la decisión del Ejecutivo pero no comparten que se les responsabilice.
“Todo lo malo que hacen los gerentes lo estamos pagando los trabajadores. Ahora dicen que se perdieron los reales, que no saben dónde están (…) no sabemos si todo esto es una mampara para que vayamos a trabajar”, expresó Arnaldo Abreu.
Desde el área de ferrocarril, vía telefónica, el trabajador Ángel Herrera, con 33 años de historia en la fábrica, exhortó al presidente Nicolás Maduro a que cese la intimidación.
“Nosotros somos pueblo. Somos unos trabajadores de una empresa que es la madre de todas las empresas, somos trabajadores humildes y que queremos a esta empresa y la vamos a defender porque las razones nos sobran”.
“Aquí el gobierno nos ha humillado, y nosotros estamos aquí resteados hasta las últimas consecuencias porque nosotros queremos esta empresa”, insistió.
Los trabajadores insisten que no están reclamando “nada del otro mundo”. Noel Marchán, trabajador de ferrocarril, criticó que el gobierno no quiera llegar a un acuerdo con el sindicato que los trabajadores escogieron.
“Nosotros respetamos lo que el gobierno haga con el que tenga algún problema con la justicia, que lo resuelvan ellos gobierno con gobierno, independientemente de lo que pasa, que tenga que meter a quien tenga, pero que nos resuelva el problema de nosotros que es laboral, aquí no es ninguna guarimba, aquí hay trabajadores chavistas y no chavistas”, agregó. (Clavel Rangel, Correo del Caroní, 14.06.13)