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En paro de brazos caídos se declararon los obreros de la construcción del estado Táchira, ante la ausencia del decreto de un aumento salarial y la discusión de una nueva convención colectiva que le permita a la clase trabajadora competir con la realidad económica del país.

—Un salario que se lo tragó la inflación; son los trabajadores los que han perdido y no los empleadores del sector privado, porque ellos sí ajustaron el metro cuadrado de construcción, pero no ajustaron el salario— dijo

En el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de la Construcción del estado Táchira (Suticet), los obreros hicieron un llamado a la Cámara de la Construcción para que reconsidere el ajuste de un salario de calidad que les permita llevar riqueza a sus familias; por tal razón, anunciaron la paralización de actividades durante todo el día de hoy, jueves, esperando que sean llamados a discutir sus peticiones.

Alberto Maldonado, secretario general de Suticet, señaló que uno de los sectores más golpeados por la devaluación, la especulación y la inflación, es el de los trabajadores de la construcción, quienes ganan un salario muy por debajo de lo que se necesita en este país para sobrevivir.

—Un salario que se lo tragó la inflación; son los trabajadores los que han perdido y no los empleadores del sector privado, porque ellos sí ajustaron el metro cuadrado de construcción, pero no ajustaron el salario— dijo.

El dirigente sindical puntualizó que desde el primero de mayo, con retroactividad, el salario de un obrero de la construcción en el Táchira debe estar sobre los 1.500 bolívares semanales, mientras que un albañil merece un ingreso de 2.500 bolívares a la semana.

—Nosotros no vamos a retroceder ante esa aspiración que hoy tenemos los trabajadores, pues es la clase obrera la que está generando riqueza y son los empresarios los que se están beneficiando, pero no están entendiendo que debe haber un equilibrio— añadió Maldonado.

Fustigó que los empresarios de la construcción se niegan a pagar el salario que los trabajadores merecen, pero sí pagan la cabilla con sobreprecio. a más de 220 bolívares, el cemento a 120 bolívares y el material granulado cien por ciento más caro de lo que realmente vale.(Augusto Medina, La Nación, 11-04.13)

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