maltratomujerEn 2014 se cumplen 20 años de la firma de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, también conocida como Convención de Belem do Pará; y para conmemorar la ocasión el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tiene previsto crear 18 juzgados más para que conozcan en exclusiva los casos de este tipo y sobretodo impulsar junto a otros organismos del Estado una reforma a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

De estos y otros temas más conversó la magistrada Carmen Zuleta de Merchán, coordinadora de la Comisión de Justicia de Género del máximo juzgado e integrante de la Sala Constitucional, durante una visita que días atrás dispensó a la sede de El Universal.

-Hace siete meses que fue designada como coordinadora de los juzgados de violencia contra la mujer. ¿Qué se ha encontrado? ¿Qué falta?.

No basta con sembrar tribunales (…) hay que implicarnos en una campaña de sensibilización (…) para que la gente aprenda que la violencia de género es un delito»

-Necesitamos tener órganos jurisdiccionales próximos a las mujeres para que puedan ventilar sus casos, que vean cómo se enfrenta la impunidad. Los delitos de violencia contra la mujer son difíciles de denunciar, se estima que cuando una mujer denuncia es porque ha pasado cinco años sufriendo malos tratos y lo hace solo cuando se ve amenazada de muerte.

Una mujer está cómoda sin denunciar, porque cuando denuncia debe enfrentarse y batirse con su agresor. Instamos a que se denuncie porque el agresor difícilmente se redime, reincide, así lo revelan las estadísticas mundiales.

-¿Es mentira eso de que «esto no volverá a pasar»?

-Sí, al contrario el arrepentimiento es parte del círculo nocivo de violencia contra la mujer. El agresor pasa por una fase de arrepentimiento y luego reincide. ¿Por qué una especialidad en el juzgamiento de la violencia de género? Porque tanto el agresor como la víctima son distintos a la víctima y al delincuente común. El agresor en violencia de género sabe cuál es su víctima y hacia ella va, el delincuente ordinario no necesariamente tiene una víctima predeterminada. Por eso el estudio criminológico, porque son delitos fundamentalmente culturales.

-Hace seis años que se aprobó la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida sobre Violencia y cinco que se comenzó a abrir tribunales para conocer este tipo de delitos. ¿Han servido para acabar con esa cultura?

-Yo estoy consciente de que no basta con sembrar tribunales en todo el territorio para acabar con la violencia hacia la mujer. Sé que es necesario que simultáneamente nos impliquemos en una campaña de sensibilización que coadyuve a que la gente aprenda que la violencia de género es un delito, porque la violencia de género tradicionalmente ha sido tolerada y banalizada, hasta las propias mujeres la banalizan. Hay mujeres que dicen ‘no me pega tanto’. Hay un margen de tolerancia infranqueable que es necesario enseñar a las mujeres a superar.

-¿Pero todo el andamiaje institucional montado ha servido para crear ese clima de tolerancia cero?

-Sí, inclusive el año próximo vamos a evaluar, con motivo de los 20 años de la Convención de Belem do Pará, a los tribunales para ver si han servido para disminuir la violencia, porque la meta de la Ley es erradicar la violencia de género no disminuirla. Todavía no se ha evaluado cuánto han podido disminuirla los tribunales. Aunque yo diría que se han desempeñado bien, pues desde 2008 hasta el primer semestre de este año, los 54 tribunales de violencia que tenemos han conocido 187 mil causas, de las cuales están concluidas 92 mil. Es un buen desempeño. Sin embargo, las denuncias indican que sigue siendo alto el índice de violencia.

-¿Se mantiene la tasa de dos mujeres agredidas por hora y dos fallecidas por día?

-Sí, aunque tenemos pendientes hacer un mapa de estadístico de la violencia. Por ejemplo sabemos que tenemos algunas zonas donde la violencia es fatal como Zulia. Esto fue lo que motivó a la incorporación del feminicidio como delito en la Ley.

– ¿Por qué no se hizo antes?

Porque en 2007 cuando la Ley se aprobó implicaba un terreno que era monopolio de la justicia ordinaria y se temía que los nuevos tribunales que se iban a crear iban a nacer colapsados de causas.

– ¿Y ese riesgo ya no existe? ¿Los tribunales podrían asumir las causas relacionadas con muertes de mujeres sin colapsar?

– Sí, nuestros tribunales ya han tenido una experiencia y pueden lidiar con la nueva tendencia. ¿Por qué cuál es el objetivo de estos tribunales? Luchar contra la impunidad y de allí el sentido de la jurisprudencia de la Sala Constitucional que le da la oportunidad a la víctima de querellarse si el Ministerio Público no lo hace. El reto de los tribunales será reabrir la cantidad de causas sobreseídas por el Ministerio Público.

– ¿Por qué es necesario crear el feminicido? ¿Por qué hacer la distinción entre el asesinato de un hombre y una mujer?

– Como dije antes el objetivo no es disminuir la violencia sino erradicarla y los tribunales están sirviendo como instrumento de disuasión y con este cambio eso se reforzará, porque la Ley prevé un procedimiento más expedito para conocer los casos relacionados con violencia de género en comparación con los delitos ordinarios.

Nosotros no buscamos discriminar, sino proteger un grupo tradicionalmente vulnerable.

-La reforma que está en la AN deja en claro que no todo asesinato de una mujer es un feminicidio, sino que deben concurrir otros factores como que haya odio hacia la víctima. ¿Cómo se demuestra esto?

– Doctrinariamente hay quienes creen que el feminicidio es cuando la mujer muere a manos de su pareja sexual y otros que sostienen que es la muerte de la mujer por razones de género. La tendencia nuestra es tener un concepto amplio no solamente que sea la muerte de la mujer a manos de su pareja, sino también por razones de género. Por ejemplo, en el mundo laboral se registran muchos casos de acoso a la mujer, si por culpa de esa situación la mujer muere sería un feminicidio.

– El proyecto de reforma prevé también incorporar el delito de inducción al suicidio. ¿Si un novio rompe con su novia y ella se lanza al Metro él iría preso?

-Tipificar esto no significa que toda conducta pueda ser encasillada en el delito. Es cuestión de pruebas.

– ¿En la AN habrá consenso para aprobar esta reforma?

– Yo creo que sí y creo que seguirá en la agenda de la AN este tema.

– ¿Han estudiado crear tribunales de Ejecución y más cortes de Apelaciones?

– Está en nuestros planes dotar a cada circuito de Violencia de un tribunal de Ejecución. ¿Por qué? Porque los ordinarios no le dan ninguna prioridad a los casos de violencia. Las medidas de aseguramiento son amplias y los órganos receptores de denuncias, como la Fiscalía, pueden imponer medidas cautelares pueden ser convalidadas o levantadas por los jueces de Control. Tenemos pendientes la especialización en las cortes de Apelación, sin embargo ellas reciben pocos casos, en Caracas por ejemplo donde los jueces de Control conocen cerca de 40 mil causas los casos que han terminado en la Corte de Apelaciones son sólo 900. (Juan Francisco Alonso, El Universal, 16.12.13)

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