A continuación hacemos pública esta carta dirigida al Presidente Nicolás Maduro de una empresa nacional excepcional y de las más importantes en el campo de la química, biología y tecnología, no solo en el país sino en Latinoamerica. De allí su nombre QUIMBOTEC, C.A. Desde la Coordinadora Simón Bolívar esperamos que esta carta de exigencia de sus trabajadores, que constituye una denuncia gravísima y un atentado contra una de nuestras empresas nacionales banderas y respaldada en su desarrollo por el Presidente Chávez, sea tomada en cuenta con toda la urgencia del caso:
Presidente Nicolás Maduro, pasan cosas graves.
La prensa nacional ha informado recientemente que dos damas fueron presas y luego acusadas por presuntos delitos contra el patrimonio del estado. Ambas son o fueron trabajadoras de la empresa biotecnológica estatal QUIMBIOTEC, C. A. Esta injusticia nos tiene consternados.
Sin embargo, también transpiró hace pocos días la información sobre la paralización por primera vez en 25 años, de la Planta de Producción de Derivados Sanguíneos (PPDS) de esta misma empresa, la cual fue constituida en 1988 por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y el Fondo de Inversiones de Venezuela (FIV) para la instalación de un complejo tecnológico destinado a la producción nacional de hemoderivados, medicamentos esenciales (proteínas complejas) que no pueden ser sintetizados, y en cambio tienen que obtenerse por fraccionamiento y purificación del plasma sanguíneo humano.
Quimbiotec es un modelo a seguir en la historia empresarial del estado venezolano. La empresa evolucionó prácticamente de la nada. A partir de un proyecto esquemático en papel (1981), entró en plena producción y autosuficiencia en 1999 cuando iniciaba el gobierno del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, y creció con el apoyo tutelar de las instituciones que él creó, hasta llegar a ser el mayor de los orgullos para la ciencia y la tecnología de la República Bolivariana de Venezuela y de la patria latinoamericana.
Logró en el 2011 posicionarse como la más grande y productiva de las cinco PPDS que existen en Latinoamérica, llegando a producir en su mejor momento (2010) más de un millón de unidades de derivados sanguíneos con los que se abastecía en su totalidad el sistema público nacional de salud, incluyendo todos los hospitales y centros de atención médica del Ministerio del Poder Popular para la Salud, del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, PDVSA, y los hospitales militares.
Adicionalmente, Quimbiotec obtuvo las certificaciones de calidad internacional requeridas para convertirse en exportador. En el 2009 la Dra. Nuris Orihuela, recordada ministra de ciencia y tecnología, responsable de la puesta en órbita del Satélite Simón Bolívar, informó a través de los medios de comunicación sobre la ayuda que prestó el estado venezolano a la nación Palestina, donándole ocho mil unidades de albúmina humana producida en Quimbiotec para la atención urgente de los niños quemados durante los brutales ataques y bombardeos que ese año llevó a cabo el ejército israelí sobre Palestina. La importancia de la obra social y humanitaria de Quimbiotec se pierde de vista. Solamente en Venezuela se han salvado decenas de miles de vidas desde 1999 con la producción, distribución y administración oportuna de los hemoderivados de Quimbiotec a pacientes en estado crítico de salud.
Los delicados procesos involucrados en la producción de Quimbiotec son poco conocidos por la mayoría de los venezolanos. La empresa adquiere el plasma en distintos centros de recolección (donación) en varias ciudades de Venezuela, importa complementariamente criopastas (fracciones de plasma congelado), transporta, acopia y almacena criogénicamente el plasma humano para su posterior tratamiento industrial, llevando los más estrictos controles de la cadena de enfriamiento para prevenir la alteración de este insumo de origen biológico. Todos sus procedimientos biotecnológicos son extremadamente sofisticados, y requieren el cumplimiento de las más altas exigencias de control de calidad para garantizar la pureza microbiológica de sus productos. La separación de los componentes principales del plasma se llama fraccionamiento y es a partir de allí que se logra la extracción de albúmina, factores de coagulación (trece distintos) e inmunoglobulinas. Luego vienen los procesos de refinación de estos derivados. Solamente en lo referente a los controles antivirales la PPDS realiza una proeza al completar tres ciclos de purificación. En sus propios laboratorios se hacen pruebas de control de calidad, pero también acude a otras instituciones venezolanas y extranjeras que examinan sus productos y emiten otro tipo de certificaciones que deben ser obligatoriamente otorgadas por terceros. Sólo así obtiene las autorizaciones reglamentarias del Instituto Nacional de Higiene para sacar sus productos a los centros de salud y al mercado, para lo cual Quimbiotec también creó su propio sistema de control de distribución, eficientísimo y prácticamente a prueba de manejos fraudulentos. Es pertinente mencionar que ante tal complejidad todos los trabajadores de Quimbiotec, gerentes, administradores, consultores, supervisores, ingenieros, biólogos, médicos, bioanalistas, tecnólogos, técnicos o aseadores, conforman un equipo humano altamente especializado, laboriosamente entrenado durante más de 25 años y concientizado de la enorme responsabilidad que cumplen.
La Gaceta Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 40.341 de fecha 24 de enero de 2014 anunció el decreto de inversión de 135 millones de bolívares fuertes por parte del MPPS para honrar su contrato con Quimbiotec, adquirir sus hemoderivados y garantizar ese año su proveeduría al Sistema Público Nacional de Salud de albumina humana al 20%, inmunoglobulina G 5% (intravenosa), inmunoglobulina hiperinmune anti D y anti T, además de los factores de coagulación VIII, IX y XI que requieren como tratamiento permanente los venezolanos que padecen de incapacidad congénita de coagulación sanguínea (hemofilia). Sin embargo, desde el 2011 Quimbiotec ha declinado en su producción y paulatinamente se ha hecho incapaz de satisfacer la demanda nacional de hemoderivados, llegando hoy al punto más crítico por encontrarse paralizada su producción y entrando en conflictos laborales internos exacerbados progresivamente por las tensiones ocasionadas por desaciertos continuos en el manejo de la empresa durante los últimos cuatro años.
Desde el mes pasado vemos con impotencia las movilizaciones y manifestaciones públicas de los hemofílicos desesperados por la escasez de factores de coagulación. La Defensoría del Pueblo recién llamó a la instalación de unas mesas técnicas para atender las angustias y demandas de este grupo de venezolanos, pero hasta donde sabemos la situación está lejos de ser solucionada. ¿Qué está pasando en QUIMBIOTEC? ¿Por qué una empresa tan próspera hasta hace poco ha llegado a una crisis de tal magnitud?
A finales del 2011 la entrada por asalto de una administración desconocedora no sólo de la naturaleza y funcionamiento de esta empresa biotecnológica, sino de su meritoria trayectoria de consolidación y expansión, en un acto de irresponsabilidad sin precedentes acometió el despido intempestivo de al menos seis de los diecisiete gerentes de la PPDS, incluyendo varios fundadores. Este fue un insulto a la sociedad del conocimiento y una afrenta total e irrespetuosa a trabajadores entregados en cuerpo y alma a este proyecto durante más de 20 años. En ningún caso se respetaron los principios elementales del derecho laboral, y de esto se hablará oportunamente. Ojo, para quienes se sientan tentados a comparaciones monstruosas, en la historia de Quimbiotec jamás hubo el mínimo asomo de posiciones parcializadas o manejos políticos como los ocurridos en PDVSA en 2002 y 2003, fecha en la que aun habiendo presiones secretas para incorporar Quimbiotec a los paros criminales de la estatal petrolera que llevaron el país a la ruina, prevalecieron entre sus gerentes los más elevados criterios de institucionalidad, la sensatez y el sentido de responsabilidad ante la nación.
El procedimiento de los despidos del 2011, ejecutado de un día para otro supuestamente «por órdenes de arriba» excluyó toda posibilidad de transmitir a quienes advinieron en su sustitución, los conocimientos acumulados por estos experimentados gerentes. Ni siquiera se les permitió al menos indicarles los más elementales datos sobre la organización física y operacional de la empresa. Los recién llegados entraron pateando al perro. De repente se vieron formando parte de un escenario para ellos desconocido y sin embargo extremadamente complejo desde el punto de vista técnico, en donde las responsabilidades ante la población venezolana sobrepasaban cualquier buena intención (si es que alguna vez la tuvieron). Despistada y sin saber que arribaba al ombligo del mundo biotecnológico venezolano la nueva administración y las subsiguientes (la presidencia de Quimbiotec y su administración, ahora desligada del cobijo del IVIC, ha cambiado tres veces entre 2012 y 2015) en vez de ocuparse de entender donde los habían puesto, de aprender y tratar de entrenarse en sus funciones para trabajar eficientemente en la producción de los derivados sanguíneos, se dedicó a la politiquería, a cuidar sus cargos, a adular y obedecer los caprichos de los superiores de turno, conduciéndose a la detestable actividad clientelar que hoy intoxica y asfixia nuestros ministerios; a buscar fantasmas y a cazar brujas donde no existen tales seres fantásticos. Actuaciones impropias e insultantes a la memoria del Comandante Chávez, quien más de una vez proporcionó reconocimientos públicos y palabras de cortesía y aliento a Quimbiotec y a sus trabajadores.
Entre estas actuaciones quedará para ser juzgada por la historia una orden superior proveniente de las oscuridades que obligó a la Auditoría Interna de la empresa a construir por la fuerza un pobrísimo expediente en el que se reunieron atropelladamente algunos alegatos –muchos mal soportados y por tanto insostenibles- para denunciar de forma groseramente amañada y luego imputar y acusar injustamente, prácticamente a todos los miembros del plantel gerencial de la empresa entre 2007 y 2011 (precisamente el período de mayor productividad y expansión de Quimbiotec), como si se tratara de un cartel de la droga, de ponerse en asociación para delinquir y cometer peculado doloso. No es el momento aún de entrar en detalles del caso, pero aquí es necesario mencionar que estas acciones injustificadas e injustas son además por lo menos irresponsables por cuanto no midieron el alcance fatídico de sus propias consecuencias. Por las condiciones de terror que crearon, en combinación con el destino de un momento administrativo difícil, estos actos desembocan ahora en la paralización e inminente colapso de la PPDS.
En el avance de esta conspiración fueron detenidas en julio de 2015, Susana Rodríguez, actual jefe de contabilidad de Quimbiotec y Yadira Naranjo, ex Gerente de Logística de la empresa, quienes desde entonces se encuentran privadas de libertad. Gran publicidad se ha dado a estas tristes y lamentables detenciones. La desgracia de los desposeídos se hace festín de las panteras. Las acusaciones, confusas y carentes de robustez, tienen que ver con procedimientos rutinarios en el control del fondo de moneda extranjera de una empresa que había alcanzado estándares internacionales y con la asignación y pagos de compensaciones no salariales extraordinarias que se instauraron desde 1995 por decisión de la Junta Directiva –máxima autoridad de la compañía- al personal de alta responsabilidad gerencial o técnica. No existen manejos ilícitos. Y por cierto, ni Susana ni Yadira tenían nada que ver con las actuaciones en las que se les pretende involucrar. Las pruebas curiosamente faltan en los expedientes, excluyeron de ellos al menos una declaración fundamental que hizo la primera persona llamada a testificar, y sin embargo las acusan –después de presas- de delitos que jamás cometieron y por ello van a juicio. No se explica cómo el supuesto peculado y esa fantástica «banda de delincuentes» a quien responsabilizan no hayan podido ser detectados antes por más de una docena de auditorías consecutivas desde 1995 hasta el presente, internas y externas, públicas y privadas a una compañía anónima nacional que en ese lapso no hizo otra cosa que crecer, consolidarse, producir y aumentar sus ganancias hasta transformarse en uno de los mejores ejemplos, difícil de superar, de empresa de producción social 100% venezolana.
Ante comentarios de pesar y tristeza por el injusto arresto de Susana y Yadira hemos oído decir con desparpajo a uno de los actores responsables «es que se nos pasó la mano» ¿y entonces? ¿no es esta una manera de admitir que se obró de mala fe y con pésimas intenciones? . Después de cuatro años de hostilidades, queda en el 2015 un solo gerente del equipo que creó y convirtió el sueño de Quimbiotec en una realidad. ¿y ahora con la estampida de renuncias de los trabajadores aterrorizados ante la absurda pesadilla de verse esposados y detenidos por la policía en su lugar de trabajo, quién va a responder por los excesos caprichosos que están dejando sin personal a un Quimbiotec paralizado por el curare de la mala administración? ¿será que mientras Susana y Yadira permanecen presas esta infame casta de funcionarios a quienes se les pasa la mano alegremente se escaparán con la cabuya en la pata y sin remordimiento por las decenas de miles de venezolanos que morirán prematuramente por falta de albúmina, inmunoglobulina y factor VIII?
Señor Presidente Nicolás Maduro, juzgue Usted donde está el crimen. Usted tiene los medios para investigar la verdad de lo que está pasando en Quimbiotec. Le exigimos justicia y le rogamos libertad para Susana Rodríguez y Yadira Naranjo. (Prensa Coordinadora Simón Bolívar, Aporrea)