Caracas, 29 de julio 2003, 4:00pm. Pedro Pérez se encontraba frente a su casa en La Vega, acompañado de Antonio Duarte, taxista de El Paraíso, y su hermano José Pérez, cuando se aparecieron cuatro ciudadanos en un vehículo marca Chevrolet, sin placas y con vidrios ahumados. Tres de ellos vestían de negro y portaban chaquetas con el distintivo de la DISIP, mientras que el cuarto usaba pantalón beige y camisa amarilla. Las personas presentes fueron apuntadas con armas largas y cortas y recibieron órdenes de que se quedaran quietos, apagaran los celulares y se colocaran contra la pared. Acto seguido les pidieron sus documentos. Al ser identificado, Pedro Pérez fue esposado y golpeado por uno de los presuntos funcionarios de la DISIP. En ese momento, llegó su papá, quien había recibido las llamadas de su hijo pidiendo auxilio; sin embargo, también le apuntaron con las armas y le negaron la solicitud de identificación del supuesto cuerpo policial. Los presuntos efectivos detuvieron a Pérez, quien fue llevado a un lugar desconocido. Ese mismo día los familiares de Pedro Pérez solicitaron información de su paradero en la DISIP, pero les dijeron que no se encontraba allí. Posteriormente, apoyados por una ONG, lograron que la Fiscalía pidiera información a los distintos hospitales del Área Metropolitana de Caracas para verificar el posible ingreso de Pedro, pero ni aun así dieron con su paradero, tampoco fue llevado a ninguna morgue… a la fecha de hoy, este ciudadano sigue desaparecido y su familia todavía lo espera. Éste es un caso de desaparición forzada en el que han sido cambiados los nombres y lugares para proteger a las víctimas.
¿Qué es la desaparición forzada?
Es la privación de la libertad de una o más personas, cualquiera que fuera su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes. (Art. 2, Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas). De acuerdo a Amnistía Internacional, cada desaparición forzada viola una serie de derechos humanos, como el derecho a la seguridad y la dignidad de la persona, así como el derecho a no sufrir tortura o trato o pena cruel, inhumano o degradante. Por otra parte, vulnera los derechos a unas condiciones humanas de reclusión, a una personalidad jurídica, a un juicio justo, a la vida familiar y el derecho a la vida cuando la persona desaparecida es asesinada. Añade Luís Fernando Zapata Cardona, estudiante de Psicología de la Universidad FUNLAM, que en cada desaparición forzada también se viola el derecho a la verdad, ya que en casi todas las desapariciones, la víctima desconoce las razones y motivos por las cuales está siendo privado de la libertad y dirigido a algún lugar clandestino.
La desaparición forzada es una violación que con frecuencia persiste durante muchos años después del secuestro inicial y, si la persona no muere y finalmente es puesta en libertad, puede seguir sufriendo el resto de su vida las secuelas físicas y psicológicas de esta forma de deshumanización y de la brutalidad y la tortura que a menudo la acompañan. Por todo esto, es considerado como un crimen de lesa humanidad (la palabra lesa proviene de las voces latinas laesus, laedere, que significan dañar o causar ofensa, sufrimiento y dolor).
Las leyes prohíben la desaparición forzada
Desde 1999, la prohibición de la desaparición forzada de personas está presente en la legislación venezolana, a través del artículo 45 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual establece que: “Se prohíbe a la autoridad pública, sea civil o militar, aun en estado de emergencia, excepción, o restricción de garantías, practicar, permitir o tolerar la desaparición forzada de personas. El funcionario o funcionaria que reciba orden o instrucción para practicarla, tiene la obligación de no obedecerla y denunciarla a las autoridades competentes. Los autores o autoras intelectuales y materiales, cómplices y encubridores o encubridoras del delito de desaparición forzada de personas, así como la tentativa de comisión del mismo, serán sancionados o sancionadas de conformidad con la ley”.
Sin embargo, la práctica de la desaparición forzada que comenzó en la época del gobierno nazi en Alemania, con el famoso decreto de Hitler de 1941 llamado “Noche y Niebla”, sigue pasando en nuestro país.
Desaparición forzada en cifras
DESAPA1.jpeg Durante el decenio 2000-2010, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz atendió 30 casos de desapariciones forzadas, mientras que PROVEA, de 1998 a 2010, atendió un total de 122 casos; siendo el periodo 2009-2010, en el que se dio la cifra más alta de los últimos doce años: 39 desapariciones forzadas. En su informe anual 2010, el Ministerio Público no presenta los casos de desapariciones forzadas atendidos durante ese año, pero sí señala que continua sus actuaciones en la investigación iniciada en el 2009, a raíz de una denuncia presentada ante este órgano, según la cual mil seiscientos (1600) venezolanos fueron asesinados, desaparecidos y torturados durante las décadas de los 60, 70 y 80 por manifestar su disidencia política. En el mismo documento también se destaca la labor de los fiscales de Derechos Fundamentales en lo que se relaciona con las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante los sucesos de los días 27 y 28 de febrero y primeros días de marzo de 1989, conocido como El Caracazo. En ese sentido, la Fiscal Luisa Estela Díaz señaló que esa deuda está siendo saldada con la actuación de los fiscales que durante 2010 libraron más de 2 mil oficios y practicaron más de 1.500 diligencias de investigación para esclarecer los hechos.
El próximo domingo hablaremos sobre los efectos que produce la desaparición forzada en los familiares de las victimas y en su comunidad y les diremos qué podemos hacer si su familiar ha sido desaparecido o desaparecida forzadamente.