El reciente ataque armado contra un defensor de derechos humanos y su hijo de 9 años en un asalto a su casa en Caracas debe ser un llamado de atención al gobierno venezolano para asegurar inmediatamente la protección de los defensores y defensoras de derechos humanos, dijo Amnistía Internacional hoy.
Marino Alvarado fue atacado entrando a su casa con su hijo el primero de octubre, de acuerdo con la organización de derechos humanos venezolana Provea. Tres atacantes desconocidos entraron a la fuerza al edificio blandiendo armas calibre 9mm y golpeando a Marino Alvarado en la cabeza. En los siguientes 40 minutos lo ataron y también a su hijo, irrumpiendo así en el apartamento del que se llevaron dos laptops, una tablet y dos teléfonos, una cámara y efectivo.
“Este ataque atroz contra Marino Alvarado y su hijo es solamente el último de una serie de ataques perturbadores contra defensores de derechos humanos en Venezuela,” dijo Guadalupe Marengo, directora adjunta de Amnistía Internacional para las Américas.
“Este ataque tiene lugar en medio de una oleada de deplorables declaraciones públicas hechas por autoridades de alto nivel dirigidas especialmente contra defensores de derechos humanos. Las autoridades deben dejar de echarle leña al fuego a un ambiente ya polarizado en un intento por desacreditar a defensores de derechos humanos que los coloca en serio peligro.”
En muchas ocasiones ya, el presidente Nicolás Maduro y otras altas autoridades han hecho declaraciones utilizando el sistema nacional de televisión venezolano, contra organizaciones de derechos humanos como Provea, una red de defensores y defensoras de derechos humanos que era dirigida por Marino Alvarado.
El 21 de agosto, el Presidente Maduro acusó específicamente a Provea de ser una organización de derechas financiada por Estados Unidos y señaló concretamente a Alvarado, refiriéndose a él como “informante”.
En julio, Naciones Unidas y expertos de la Comisión Interamericana denunciaron ataques sistemáticos contra defensores y defensoras de derechos humanos por parte de las televisiones controladas por el Estado venezolano en un intento de descredito e intimidación.
Si bien Marino Alvarado necesitó puntos en su cabeza, tanto él como su hijo salieron relativamente ilesos del ataque.
«El gobierno de Venezuela debe dejar de hacer este tipo de ataques virulentos contra defensores de derechos humanos que sufren la violencia, el acoso y la intimidación, simplemente por su trabajo en defensa de los derechos humanos», dijo Guadalupe Marengo.
“El Presidente Maduro debe poner en marcha una investigación a fondo e independiente sobre este ataque y enviar un claro mensaje de que este tipo de agresiones no serán toleradas.”