Cuando se va la electricidad, la gente no protesta contra “agentes extranjeros”.
El gobierno debe atender las necesidades reales de la población, si quiere evitar que ésta proteste.
Hace tres meses Jesse Chacón presentó un balance de sus primeros 100 días de gestión en el Ministerio para la Energía Eléctrica. Uno de los puntos resaltantes de ese balance fue la supuesta reducción en 47% de las interrupciones eléctricas, pasando de 3.387 a 2.039.
También dio a conocer una comparación entre julio de 2012 con 2.291 interrupciones y julio 2013 con 2.039, destacando una reducción de 24%.
En ese momento los números del ministro parecían no estar a tono con la calle, pues en el mismo mes de julio se registraron protestas por fallas en el sistema, sobre todo en la región capital.
Tres meses después, y a casi 200 días de gestión, la realidad sigue siendo distinta a las estadísticas y proyecciones ministeriales. Los apagones son constantes, el problema no se ha resuelto y la gente sigue molesta.
Es bien conocido que en los últimos cinco años la crisis eléctrica se sentía en todos los estados del país y no en la Capital. A toda costa se intentaba minimizar el problema.
Los expertos en la materia venían alertando sobre las consecuencias de la falta de inversión, falta de mantenimiento del sistema y la contratación de personal no calificado.
Todavía recordamos como en 2010 el presidente Chávez designó al jefe de la policía política de Cuba, Ramiro Valdés, como asesor de la comisión presidencial para solventar la crisis eléctrica.
También es bueno recordar los 1.3 millones de dólares que pagamos en 2011 a Cuba por plantas de generación eléctrica que claramente resultaron una estafa para el fisco nacional.
Últimamente los apagones en diferentes sectores de Caracas han sido norma, incluso la pasada semana vimos como en el palacio de Miraflores y sus alrededores se fue la luz.
Ya no se puede ocultar la realidad, aunque se maquillen estadísticas o se inventen culpables externos, como ocurrió con los diplomáticos estadounidenses expulsados hace unas semanas y a quienes se les acusó de sabotear el sistema eléctrico nacional.
En los últimos días hemos sufrido apagones en todo el país y hemos observado protestas de varios tipos, desde el corte de vías hasta cacerolazos, por este problema.
Todo parece indicar que el caos es propiciado desde el gobierno y no por enemigos externos o por los trabajadores del sistema eléctrico. En todo caso, los ciudadanos que protestan por la falta del servicio eléctrico no lo hacen ni en contra de “agentes extranjeros” ni de los trabajadores de ese sector.
Aumentan las protestas
Por muy diferentes motivos y en variados puntos del país, la protesta ciudadana se está haciendo sentir. Por ejemplo, en Maturín vivieron varias protestas simultáneas, con tranca de vías, a causa del asesinato de dos taxistas.
En Sucre, básicamente por quejas por el mal estado de las vías, pudimos observar varias protestas, algunas de ellas con quema de cauchos, que restringieron las entradas y salidas de Cumaná y otros puntos de ese estado.
En Carabobo fueron múltiples las protestas. Desde estudiantes de la Universidad de Carabobo con reclamos respecto al transporte estudiantil, hasta familiares de detenidos en una operación contra estanteros de gas comunal, pasando por protestas vecinales quejándose de daños a la vialidad y por la falta de agua.
En Trujillo vimos a madres procesadoras de diferentes instituciones educativas protestando frente a la gobernación pidiendo un sueldo digno. Llamó la atención una de las pancartas que exhibieron: “Hay patria, pero no hay justicia social”.
En Caracas, una representación de los 16.000 jubilados del INE, CANTV, Ministerio de la Salud, Ministerio de Educación y ex empleados de la Policía Metropolitana, protestaron frente a la fiscalía General, pidiendo que las autoridades les cancelen las prestaciones sociales que les adeudan desde hace años.
Anunciaron, por cierto, más acciones si sus peticiones no son escuchadas.
En Lara, trabajadores jubilados de Coorpoelec se concentraron en las instalaciones de Corpoelec en Barquisimeto, exigiendo el pago de los pasivos laborales.
En Bolívar vecinos de Upata protagonizaron varias protestas con cierres de vías, algunas simultáneas, por la falta de agua. El lunes pasado, una protesta en la autopista Manuel Piar fue dispersada por la Policía del estado (PEB) con bombas lacrimógenas y perdigones, y varios de los manifestantes fueron detenidos.
En Falcón, concretamente en La Aguada, municipio Colina, vecinos trancaron la carretera Morón-Coro por la falta de agua. Recibimos reportes de que esta protesta fue reprimida y que se produjeron detenciones.
Atender los servicios básicos
El gobierno debe poner el ojo en las protestas que se están produciendo en el país y atender temas básicos, como el agua, la inseguridad, el estado de las vías o el servicio de electricidad. Los ciudadanos protestan cada vez más en reclamo de mejoras de los servicios básicos, que son eso, básicos, y muchos no los tienen.
Probablemente estamos viviendo las consecuencias de una administración que se interesa más en permanecer en el poder, que en atender las necesidades reales de la población. Y ésta, ante la falta de respuestas, sale a protestar.
@MarcoAPonce y @mlhccs