Caos automotor es consecuencia de la inacción del gobierno durante largos años
Gobierno debe buscar soluciones consensuadas con los trabajadores del volante
A lo largo de las últimas décadas, la falta de planificación de nuestras ciudades y la falta de control por parte de las autoridades (nacionales, regionales y municipales) han permitido que una inmensa masa de trabajadores del volante, conductores de transporte público y motorizados, hayan tomado la calle de una manera tan desordenada que es común oír decir a la gente que “la calle es de ellos”.
Para cualquier ciudadano, conductor o no, es evidente que tal afirmación es un hecho.
Existe un generalizado, con honrosas excepciones, desprecio por parte de los trabajadores del volante, básicamente de los motorizados y muchos de los conductores de las llamadas camionetas por puesto, a las normas de tránsito y muchas veces a los ciudadanos, conductores y peatones, que transitan por las ciudades.
El Estado, tarde, da muestras de querer regular ciertos aspectos del transporte público y del tránsito automotor que chocan con el desempeño de estos trabajadores que, lo saben, tienen una inmensa capacidad de presionar con actos de protesta que pueden ir desde trancas de calles hasta paros de transporte.
Urge entonces hilar muy fino, y no estamos acostumbrados a ver esa actitud en el gobierno, a la hora de negociar con estos sectores, para poder buscar soluciones a un problema que afecta a toda la ciudadanía.
Los transportistas
El sector de los transportistas está conformado por un heterogéneo grupo donde conviven empresarios, pequeños empresarios, cooperativistas, trabajadores independientes, trabajadores contratados y los llamados avances (personas que alquilan por tiempo determinado los vehículos).
La mayoría de ellos opera bajo las condiciones de la economía informal. Es una inmensa masa laboral que no siempre está representado en y por las centrales sindicales y sindicatos de ese sector.
Las quejas más frecuentes cuando protestan se basan en los aumentos del pasaje, los costos de los repuestos y sobre todo por la inseguridad de la que son frecuentes víctimas.
En los últimos tiempos el gobierno está interviniendo en el sector del transporte público con la adquisición de modernas unidades de autobús y con la creación de nuevas rutas.
Por otra parte, se están implementando nuevos sistemas de transporte público, por ejemplo, el Transbarca, en Barquisimeto, pero lo está haciendo de una manera unilateral, a pesar de las promesas presidenciales a los transportistas de hacerles participar en las decisiones, prometiendo además que serían ellos, las rutas privadas, quienes alimentarían al Transbarca.
Como resultado, vimos la semana pasada la declaratoria de una “hora 0” por parte de los transportistas a nivel nacional, en apoyo a sus compañeros de Barquisimeto y el pasado viernes Barquisimeto sufrió un paro de gran parte del transporte. La ciudad amaneció militarizada.
Se solicita motorizado que actúe en forma distinta
Esta inmensa masa laboral está compuesta por muy distintos trabajadores. Muchos llevan trabajando desde hace mucho tiempo en empresas privadas o del Estado, oficinas gubernamentales o como mensajeros free lance.
Esa figura, la del motorizado mensajero, nos ha acompañado a los venezolanos desde hace larga data. En los últimos años un nuevo sector irrumpió con fuerza y es probablemente el causante del desbarajuste del que tanto se quejan los ciudadanos: los mototaxis.
Una gran masa (no existen estadísticas oficiales) de trabajadores que salen a la calle a buscar su sustento. Aunque ha habido intentos de organizarlos, algunos han formado cooperativas, lo cierto es que son un sector que luce muy desorganizado y que contribuye mucho al caos automotor que sufrimos en nuestras ciudades.
No existe ninguna ley que regule a los mototaxis. Los diferentes órganos de gobierno tratan de aplicar la Ley de Tránsito Terrestre o ordenanzas municipales para regular su actividad, pero muchas veces, lejos de lograrlo, vemos a grupos de motorizados protestando, por ejemplo, porque no les dejan tener una “parada” en un sitio que ellos quieren y alguna autoridad municipal les niega permiso.
Hemos visto últimamente, la semana pasada varias veces, protestas de motorizados por muy variados motivos, algunos de ellos de lo más asombrosos: “nos ponen demasiadas multas”, otros por motivos más comprensibles como el alto costo de los repuestos, o por abusos policiales y el matraqueo de los que son víctimas.
Las protestas más comunes son las trancas de calles, avenidas y autopistas y usualmente no son violentas. Pero la semana pasada vimos con asombro protestas en Caracas donde el ingrediente violento se hizo presente y obligó a las fuerzas policiales a intervenir.
La actuación de las autoridades
Siempre se dijo que el sector del transporte era y es clave, no solo porque en él se transportan los ciudadanos a sus centros de trabajo, estudio, etc, si no porque a la hora, ya lo vimos en el 2002, de convocatorias a protestas y paros generales, es un factor clave para su éxito o no.
El estado está obligado a diseñar políticas de trasporte público y velar por su buen funcionamiento. Para ello, debe regular a estos sectores, pero lo tiene que hacer de manera consensuada, ya que gran parte del problema, la desorganización con la que actúan y el caos que provocan, son consecuencia de la inacción del gobierno durante largos años.
@MarcoAPonce y @mlhccs