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El tema del ingreso de armas a las cárceles no es de nueva data, desde que recuerdo visitar recintos penitenciarios siempre he visto armas en poder de los reclusos, lo que ha variado hoy en día es el tipo de armas que usan, en los años 80 y 90 nuestros presos solamente poseían chuzos, un arma blanca con el que se causan heridas punzo penetrantes y chopos, una especie de arma de fuego de fabricación casera hecha con un tubo, una liga y un clavo que servía para activar la bala que colocaban, esto no significa que no había otras armas de fuego, claro que las había pero en una cantidad muy mínima, casi insignificante.

Cuando revisamos los índices de violencia en las cárceles venezolanas en lo que han dado por llamar la cuarta república, el noventa por ciento de los privados de libertad fallecían por heridas de chuzos no por armas de fuego, en esa época en las cárceles aun mandaban los representantes del Estado no los pranes, que aún no habían aparecido, ni saltado a la fama.

La reciente muerte del expran de la cárcel de San Antonio en la isla de Margarita ha puesto de nuevo en el tapete las armas en poder de los reclusos en las cárceles venezolanas. A pesar de las irresponsables declaraciones de la Ministra para el Servicio Penitenciario donde alegaba que las armas estaban allí desde la cuarta república, todos pudimos ver como las armas exhibidas por los presos no eran precisamente viejas, sino de nueva generación y de alta tecnología, armas que entre otras cosas solo pueden estar en poder de las Fuerzas Armadas y no de los privados de libertad.

Me viene a la mente el 28 de febrero de 1999, cuando el para entonces Presidente de la República Hugo Chávez Frías, a pocos días de su toma de posesión cuando visitó la cárcel de Yare I, donde estuvo recluido y dio inicio al Plan Nacional de Desarme de la Población Reclusa, que tenía el objetivo de humanizar las cárceles, que los reclusos participaran voluntariamente en el desarme y que ellos mismos pusieran las quejas que tenían del sistema penitenciario. En esa oportunidad dijo a los reclusos de Yare: “Muchachos, cuenten con estas manos para llevarlos a la vida de nuevo”. Era el primero de muchos planes que vinieron con posterioridad para solucionar el caos penitenciario, lamentablemente ninguno ha dado resultados.

Recuerdo que en esa visita del Presidente Chávez a Yare los reclusos le entregaron una caja de armas que tenían en su poder, que significaba el desarme de la población penitenciaria, pocos días después dentro de ese recinto ocurría un enfrentamiento entre bandas con saldo de muertos y heridos con armas de fuego.

Hay que tener claro que todo lo que ocurre en un recinto carcelario es responsabilidad única del Estado venezolano, las cárceles son custodiadas en la parte externa por la Guardia Nacional y en su parte interna por funcionarios del Ministerio para el Servicio Penitenciario. Lo que ocurre dentro de las cárceles no se le puede achacar a agentes externos porque todo esta o más bien debería de estar bajo el control de las autoridades. Las personas que visitan las cárceles son sometidas a rigurosas requisas por parte del personal de prisiones, la mayoría de ellas vejatorias, humillantes y degradantes, por lo que resulta imposible pensar que las armas que ingresan a los recintos carcelarios sean llevadas por la visita.

¿Quién introduce las armas en las cárceles? No hay que ser un experto en el tema penitenciario para entender que las armas son introducidas por los funcionarios encargados tanto de su custodia interna y externa, es una responsabilidad compartida de la cual no pueden escurrirse fácilmente. La misma Ministra para el Servicio Penitenciario ha reconocido que el ingreso de armas a los recintos carcelarios es por parte de funcionarios de allí y hasta hablo de una lista de 200 personas que han sido sancionadas por estos hechos, en verdad desconozco si esto es cierto, lo que si es cierto es que no hemos visto a funcionarios tanto del Ministerio Penitenciario como de la Guardia Nacional juzgados y sancionados por estos delitos.

El negocio del ingreso de armas, drogas, alcohol, teléfonos celulares y otras cosas más, es un gran negocio con el cual se lucran muchos funcionarios inescrupulosos del Ministerio Penitenciario y la Guardia Nacional, los principales componentes de las llamadas “mafias carcelarias” son estos, parafraseando a mi maestro Elio Gómez Grillo “Las cárceles son un negocio tan productivo como PDVSA”.

El Ministerio para el Servicio Penitenciario ha sido negligente, ineficiente e incapaz a la hora de solucionar los problemas que se viven en nuestras cárceles, entre ellos el ingreso de armas, si los recientes hechos de la cárcel de la isla de Margarita no hubiesen ocurrido seguiríamos engañados con el cuento de que no hay armas en las cárceles, “ni siquiera una hojilla” como se atrevió a decir la titular de ese Ministerio.

Se hace necesario y urgente investigar a fondo esta situación, al momento de escribir estas líneas el Comandante de la Guardia Nacional había dejado embarcados a los diputados de la Comisión de Cultos y Régimen Penitenciario de la Asamblea Nacional en la comparecencia a la cual había sido convocado a explicar esta situación, igualmente la Ministra para el Servicio Penitenciario se había excusado de comparecer por tener otro compromiso en la fecha indicada, mientras los ciudadanos seguimos esperando respuestas sobre este tema donde por cierto aún no hemos visto el desarme de la cárcel de San Antonio en la isla de Margarita anunciado hace ya unos cuantos días.

El Nacional

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