Si nos ponemos a buscar escenas cotidianas que evidencien ausencia de ciudadanía en Venezuela, se nos agota el papel, bien escaso en estos tiempos. Sólo piense usted en la basura acumulada en cualquier calle de cualquier ciudad, pensemos también en el ejército de motorizados circulando en sentido contrario, sin reparar el peligro para los peatones.
A ser ciudadano se aprende, no se nace conociendo deberes y derechos, ni con conciencia ciudadana, ni se crece trabajando por el “bien común” de manera espontánea. Pues tal vez pocos saben que en Barquisimeto hay una gente que desde el año 2002 decidió crear una “Aula abierta al ciudadano”. Es una experiencia interesante digna de prolongados aplausos, en un país cansado de malas noticias que vive entre la escasez, inflación y violencia de todo tipo. Les hago el resumen.
Magaly y Héctor, profesores “jubilosos”, como le gusta a ella decir para aclarar que estar jubilados no los ha llevado a quedarse en su casa chateando, unieron sus energías a las de Marco Tulio, Mariela, Raúl, Elizabeth, Julita otros más y les siguieron instituciones emblemáticas en la ciudad como la Fundación de Amigos de Barquisimeto y el Rotary Club. Pusieron en común preocupaciones y aspiraciones colectivas, y abrieron el aula. Es una alianza para puras cosas buenas, nadie cobra pero todos ganan. Ofrecen una “clase” al mes a los barquisimetanos, profesionales de diversas áreas cooperan el aula, y los “alumnos”, en su mayoría profesionales, profesores jubilados, amigos de amigos, se pasan la voz y discuten sobre el tema. Antes en el este y desde el 2015 en el oeste se dan los estudiantes de ciudadanía.
El mes pasado fui invitada a esa aula, hablé sobre “Paz y ciudadanía: la ciudadanía en clave de humor”. Cuando vi más de un centenar de personas, un sábado en la mañana, quedé gratamente impresionada. Desde las 9.30 am hasta las 12:00, pues la gente se queda conversando y haciendo nuevos planes. Estaban dentro del púbico miembros de los Buscadores de Tesoros, -del cual les hablaré en otra oportunidad-, una concejal, jubilados de la UCLA con deseos de hacer algo por la ciudad… Todos habían dejado su turno en la cola para comprar café y papel, para sumar esperanza y restar angustias y desánimo. Hay que decir que el salón lo cede un hotel del oeste “de panita”, o sea, sin cobrar alquiler. No es cuento, es de verdad lo que comparto.
Magaly, “la jubilosa”, abre la actividad presentando al ponente de turno, y cierra luego de las intervenciones, recordando las próximas actividades: Innovación educativa y responsabilidad social universitaria, Modelar y educar, La ciudad y el ciudadano, Trastornos de ansiedad, La familia: recurso para la salud integral… Desfilarán médicos, psicólogos, políticos, educadores… El principio que les anima es que de mejores personas saldrán ciudadanos. Tal vez no hayan pensado que la violencia aísla a las personas, y actividades como estas ayudan a reconstruir el tejido social necesario para enfrentar la violencia para que surjan buenas ideas.
Me parece que estas iniciativas deben conocerse, nos recuerda que hay una Venezuela que persevera, que supera el “muro de los lamentos” y escribe “el muro de las soluciones”, que ha decidido quedarse y no está esperando conejos que salgan del sombrero del mago sino que trabaja para que lo que parece imposible se logre.
@ luisaconpaz