luisa pernaletePara convivir -vivir con otros- los humanos necesitamos entendernos. Saber los porqués
Si en el hogar, por ejemplo, los padres van a hacer cambios en el plan de recreación para fin de semana, tienen que llegar a acuerdos con los hijos, conversar, abrir espacios para argumentar la necesidad o utilidad de los cambios, lograr el apoyo de la familia, si es que se quiere que el plan sirva para el bien de todos. ¡Claro, también se puede hacer a la brava!, pero habrán disgustos y la actividad, que era para recrearse, se convertirá en una tragedia dominical. Hablar, escuchar, llegar a acuerdos, en cambio, facilitará las cosas.

Buscar las causas, escuchar al otro, dejar que cada quien hable con libertad, tener árbitros imparciales, en caso de que las partes no logren acuerdos entre ellos, pero hay que llegar a acuerdos que sean los mejores, aunque cada parte no logre todo su objetivo

Si en la escuela, otro ejemplo, ha habido un problema de rivalidad entre dos salones de clase, los maestros y el resto de las autoridades deberán escuchar a las partes, incluso a testigos si es que hay interpretaciones diferentes entre los actores del problema. Buscar las causas, escuchar al otro, dejar que cada quien hable con libertad, tener árbitros imparciales, en caso de que las partes no logren acuerdos entre ellos, pero hay que llegar a acuerdos que sean los mejores, aunque cada parte no logre todo su objetivo. Si no se llega a un acuerdo aceptado por los dos grupos y se decide algo a la brava, tal vez haya silencio y tensa calma unos días, pero el conflicto reaparecerá y es probable que tengamos una salida violenta o una convivencia escolar permanentemente enrarecida. Antes de amenazar al otro por lo que hizo, buscar los porqués de su comportamiento seguro que ayudar.

Si entre vecinos hay posturas distintas sobre cómo solucionar el problema de la basura, conviene escuchar las razones de cada grupo, porque seguro que hay razones. Escuchar sin juzgar y condenar, querer solucionar el problema ayudará a conseguir esa paciencia requerida para la escucha.

“Si un niño se queja/ habrán razones/ seguro que algo pasa en sus corazones/ la gente dice que es un malcriado/ pero, si buscas un porqué/ habrá un porqué”, dice la sabia estrofa de la canción “Gota a gota”, incluido en el lindo álbum infantil de María Teresa Chacín, -ese que ganó el Grammy el año pasado. Creo que los venezolanos estamos necesitados de buscar los porqués de las decisiones del “otro”, antes de juzgar o actuar. Vale también para una empresa, en donde si en vez de amenazar al trabajador que votó por “otro”, se le pregunta por qué votó por esa opción, tal vez se entendería su acción.

Si en un país más de siete millones votaron por un candidato a la presidencia y más de siete millones votaron por otro, para que el país se viable, gobernable y pueda salir airoso de los problemas profundos, ambas partes -grandes las dos por cierto- tendrán que dedicar espacio y tiempo para escuchar los porqués de la otra parte… si no nos damos ese tiempo las heridas se van a profundizar y mientras, seguiremos sin resolver problemas y con las heridas abiertas. (Correo del Caroní, 29.04.13)

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