No es evasión, es realismo con vida. El país está muy mal, la mayoría de los venezolanos y venezolanas – de cualquier edad – la estamos pasando mal. Cada día es como una carrera de obstáculos.
Se los digo yo, que lo recurro, desde el Zulia hasta el Alto Apure y el Orinoco, pasando por Caracas y Barquisimeto, porque en todos esos lugares está Fe y Alegría, y ese es mi deber.
Les puedo asegurar que la escasez es peor que lo que dicen los medios, por ejemplo. También puedo asegurar que los niños siguen sin tomar leche como debieran, pero de lo que quiero tratar es cómo enfrentar lo que no está pasando sin morir de depresión y sin hundirnos en la desesperanza.
Primero: quéjese sólo unos minutos cada día, no se pase las 24 horas en ese oficio, terminará usted deprimido y de paso, espantará a sus allegados. Piense que las quejas no arreglan nada – otra cosa es la denuncia – y si usted no se auto regula se le dispara como espiral el mal humor.
Segundo, seguido de lo anterior, fomente el buen humor y la risa. Está comprobado que es terapéutico, reduce el estrés, favorece la atención… Prometo dedicar otra columna solo a este tema, pero por lo pronto, pruebe con sonreír o reír frente al espejo unos segundos cada mañana. Saldrá usted con una sonrisa de su habitación, distendido. Piense que en definitiva ni sus hijos,ni su pareja tienen culpa de que no haya conseguido detergente el día anterior.
En tercer lugar, desarrolle su cerebro creativo y su pensamiento alternativo, ese que nos enseña que todos los problemas tienen más de una solución. Se sorprenderá de cuánto puede aprender y cuántos nudos problemáticos se difuminan.
En cuarto lugar, teja relaciones fraternas o amistosas con los demás. Decir cosas bonitas a los demás y repetir historias bonitas es de gran utilidad. Sea generoso con los piropos, sin mentiras ni ironías, si se lo propone se dará cuenta de que todos tienen algo que merece un elogio alguna vez.
¿Cuándo fue la última oportunidad que alabó a los miembros de su familia o a los compañeros de trabajo o a los alumnos? Pruebe y verá lo bien que se sentirá el otro y usted también. Reúnase con los ex compañeros del colegio, invite a sus compañeros de trabajo a un café, visite cada semana a alguien; forme un grupo de amigos del cine, o un club de lectores o júntese los que gustan de la cocina yhaga esa receta nueva que no requiere mantequilla. Nada de esto reduce la inflación pero alegra la vida.
Finalmente, si usted es más ambicioso y quiere incidir socialmente, entonces únase a redes que ya existen, las hay grandes o pequeñas. Hay para todos los gustos.
Si a usted le preocupa la situación de niño, niñas y adolescentes, le sugiero que se acerque a la Red de Derechos que se ocupa de esos derechos, por darle un ejemplo. Usted tiene derecho a la paz y al bienestar (Artículo 3 de la CRBV) pero aislado y quejándose no logrará nada.