“Ese es un cobarde porque no pelea”. Eso suelen decir los violentos, los activos y los que empujan a otros al empujón, y al golpe. En las escuelas se oyen esas expresiones, pero resulta que la no-violencia no es una invitación a los cobardes sino a los valientes. En Venezuela hay mucha gente valiente, apostando a medios pacíficos para resolver los problemas, lo que uno quisiera es que “ser valiente no salga tan caro”, como dice la canción de Sabina.
Reza uno para que la maestra Belkys y también Marta, y Yanitzia, salgan sanas y salvas de sus recorridos por las calles de las comunidades donde quedan su escuela. “A uno le da miedo, los alumnos nos advierten, ´no vaya por ahí, maestra, la banda de este sector no le gusta¨, pero uno tiene que ir a las casas de los alumnos con problemas”. Dice una de ellas. Deben tener un ángel de la guarda de esos que trabajan horas extras. Igual debe pasar con los que “cuidan” a la hermana Sole y su equipo en Las Lomas, Barquisimeto. “Hay que ver porqué los muchachos faltan al centro. Hay uno que se queda dormido y nosotros vamos a despertarlo.” Es peligroso caminar por algunos sectores en esa comunidad, pero ellos van.
Que no le salga caro a Andrés terminar su bachillerato. Es un joven descendiente de guyaneses, debe salir cada mañana y regresar al atardecer, pues en su comunidad – en San Félix- los planteles sólo llegan hasta el tercer año, y él quiere ser ingeniero. “Hay que tener valor para caminar por esas calles oscuras cuando vienen de los liceos”, comentaba la señora Blasina refiriéndose a todos los que como Andrés estudian fuera de su barrio. Sus madres se encomiendan a Dios cada día.
¿Y qué me dicen de la señora Del Valle? Ha sido capaz de desarmar a más de un violento sólo con sus palabras y su firmeza. “¡Aquí no van a matar a nadie!” se atrevió a decirle en su cara a un delincuente que apuntaba a un joven en la esquina de su casa. “Que el diccionario detenga las balas”, dice también Sabina. Roguemos para que a Del Valle no se la salga tan caro su valentía.
La profe Iris lleva dos años pidiendo cambio. La verdad es que le da miedo transitar esas dos cuadras necesarias para llegar a su liceo. No quiere dejar su trabajo, mientras llega el cambio, saca valor para continuar acompañando a sus alumnos.
En la frontera hay que ser valiente también. Los maestros saben que hay “vigilantes” escondidos por todas partes. Allá el problema no son los atracos. El silencio ensordece. Cualquier acción puede ser utilizada en su contra. Compartir los miedos los hace fuertes.
A veces sale caro, pienso en periodistas de este país que se atreven a escribir y a dibujar lo que ven. Pueden quedar sin trabajo, pero parece que en esos casos el valor les crece.
“Que no se ocupe de ti el desamparo/que no te compren por menos de nada/que no te vendan amor sin espinas” sigue cantando Sabina. Piensa uno en Bony y en Ivanna… Sale caro ser valiente en este país. ¿Será por la inflación?.