No soy ministra ni jefe de tropa, soy una maestra que promueve que madres, padres y educadores trabajen por la convivencia pacífica en sus hogares y en sus aulas. En esa labor he aprendido muchas cosas y una cabeza con canas – o sea con “ideas luminosas” – es buen terreno para que los aprendizajes crezcan y den alimento a otros.
La primera recomendación para obtener paz a cualquier escala es desear la paz de verdad, pues uno ve que hay gente que parece querer la guerra, la confrontación permanente y sólo consigue gasolina para que el fuego se avive. Voluntad para obtener paz supone que se van a buscar acuerdos con otros, aunque no piensen igual que uno; eso vale para las parejas, para la escuela y para el país. En Venezuela, en donde entre muchos tipos de violencia se clama por enfrentar la violencia delincuencial, voluntad para resolver el problema supondría escuchar a los que saben del asunto, no improvisar, supone revisar la historia para no repetir errores. ¿Sirvieron los operativos en el pasado en donde se detenían inocentes? ¿La ley de Vagos y Maleantes según la cual se detenía a alguien por cara de sospechoso fue efectiva para reducir la delincuencia? Entonces mejor no hacer cosas parecidas. ¿El alto ha leído los informes de la CONAREPOL?
La segunda recomendación viene de la primera clase en un curso de Derechos Humanos. No se pueden poner unos derechos en contra de otros derechos. Hay que respetarlos todos. No se puede allanar una casa sin orden judicial porque se le ocurrió a un funcionario que ahí mora un delincuente y de paso llevarse todo lo que consiga a su paso, ¿El botín del tiempo de las montoneras? ¿Se busca un delincuente y se atropella a cualquier inocente que se encuentre cerca? Hay deberes que deben cumplirse. ¿Se entrena a los funcionarios para esas acciones? No sé por qué en estos días me he acordado de la pregunta que me hizo una pequeña de 4 años una vez: “Maestra, ¿los policías son buenos o malos?” Difícil y comprometedora pregunta. Cuiden su imagen y la que proyectan nos sea cosa que prefieran lo ciudadanos que la Ley la impongan otros.
Tercera recomendación: reduzcan la impunidad y tendremos menos delincuentes en la calle. En las comunidades populares todo el mundo sabe que “aquel ya lleva dos y anda suelto”. Una vez un chico me dijo que de la cárcel siempre se salía. “Se entra y se sale” No supe qué decirle porque en mi mente aparecieron los datos de impunidad reconocidos por la fiscal.
Hay más recomendaciones, pero ya saben que no se dispone de mucho papel, menciono una más: invertir en prevención es menos costoso que el gasto en represión. Un lápiz y un cuaderno cuestan menos que una pistola, un buen liceo menos que una cárcel.
Finalmente una pregunta: ¿Qué significa que los operativos de eso que llaman OLP se llevará a los planteles educativos? ¿Van a entrar armas largas a las escuelas? ¿ Se allanarán aulas?
Luisa Pernalete