En la tarde del 29.04.10, a través de Twitter, me enteré de la detención de una persona de 29 años de edad, por incitar al magnicidio del presidente Chávez, ¡Qué efectivos y eficientes son nuestros cuerpos de seguridad! Lamentablemente esto ocurre esporádicamente y cuando les interesa, o por lo menos eso pareciera desde mi perspectiva.

Indagando por más detalles sobre el caso del magnicida vía SMS, encontré las declaraciones del ministro Tarek El Aissami, en una nota publicada por la Agencia Bolivariana de Noticias, afirmaba: “esta persona está siendo investigado por la presunta vinculación al magnicidio del presidente Hugo Chávez, quien tenía previsto en su agenda visitar a Mérida. Debido a esto, comenzaron a circular una serie de mensajes vía texto donde instigaba para su asesinato”.

La prueba fue leída por el titular de Interior y Justicia “el mensaje dice: autodefensas Unidas de Colombia AUC, atentado presidencial el 28-04-2010, Muerte a Hugo Chávez, Por una patria libre de tiranías”.

Por otra parte, en la búsqueda de la carta para la Campaña Nacional contra el Sicariato y la Impunidad, que apareció en la página Conflicto Venezuela, llegué a la página  LaClase.info y me encontré con el siguiente titular Detienen a persona por enviar mensajes de texto contra Chávez pero nada que detienen a los sicarios que asesinan obreros,  las personas de LaClase se preguntaban ¿qué ha pasado con las muertes de Jerry Díaz, Richard Gallardo, Carlos Requena, Luis Delgado, Ramiro Ponce, y Edraas Vásquez? Todos integrantes de la Unión Nacional de Trabajadores del Edo. Aragua.

No es que banalicemos o relativicemos lo grave que resultaría un hecho de esa naturaleza. No se trata de acusar al ejecutivo nacional de mentir e inventar un atentando contra el Presidente, no se trata de eso.  Por el contrario la situación es alarmante y requiere una profunda investigación

Pero si uno se enreda en un ejercicio de mayéutica, sobre otras situaciones que no han contando con un desempeño parecido por parte de los órganos competentes, como por ejemplo ¿qué ha pasado con los responsables del asesinato de Mijaíl Martínez? ¿Qué ha pasado con los policías que ejecutaron a Benito, Narciso, Luis, Rigoberto y Oscar Barrios? ¿Qué ha pasado con los implicados en los asesinatos, plenamente identificados por demás, de Engel Alexander Ernesto y Fabricio Douglas Iván Pérez Heredia?  ¿Qué sentirán aquellos y aquellas que han perdido un familiar, amigo o una pareja por la delincuencia?  Las preguntas quedan sin respuesta, son muchas y generan una indignación aún mayor.

En la pared de mi oficina hay dos afiches, uno que se refiere al asesinato de Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena que lleva por título el sicariato no pasará, la movilización lo derrotará; el otro, impunidad con uniforme y tiene las cifras de víctimas y casos que involucran a organismos de seguridad del Estado, 7.243 y 6.405 respectivamente. ¿Será que en Venezuela vivimos en un estado de impunidad selectiva? Para mí la realidad, plasmada en un costado de mi oficina, responde afirmativamente a esa interrogante.

Federico Zaá
Coordinador de Medios
Provea

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