opinionHoy 26 de diciembre se cumple un mes del cobarde asesinato de nuestro compañero Mijaíl. Un mes en el que a la impotencia y los rigores del duelo, se le suman el descaro y el cinismo de los paladines de la justicia en el estado Lara.

El Hecho: Mijaíl fue abordado por dos sicarios que llegaron directamente a su casa, fue sometido y posteriormente ejecutado.

El Circo: institucional y mediático. Primer actor: El director del CICPC junto a dos agentes de la impunidad: un abogado de apellido Pereira y un periodista versado en prácticas policiales.

Primer acto: A menos de 72 horas del crimen un testigo estrella “llega sorpresivamente” al diario El informador (?), a pocos minutos de su espectacular aparición ya lo acompañaba el mismo abogado que en la sala velatoria se había ofrecido “desinteresadamente” para asistir a las víctimas. El testigo estrella se confiesa sicario, ofrece detalles sobre sus prácticas delictuales y sobre el pago recibido por asesinar a Mijaíl, es interrogado por el primer actor y para garantizar “el debido proceso” le asiste un fiscal que luego resultó ser falso (¡). Al día siguiente fue presentado ante los tribunales, donde una Juez actuando como verdadera Sicarieli de la justicia le otorga un beneficio bajo régimen de presentación. Esto no es ficción tampoco lo más cínico de la historia, pues resulta ser que una vez liberado, ¡una vez que ya había salido de los tribunales! llega una orden de aprehensión librada por un tribunal de control por su presunta participación en el asesinato de Mijaíl, pese al despliegue de la policía “eficiente” no se logró su captura y como era de esperarse hasta la fecha se desconoce su paradero.

A los sicarios de la justicia no les importó la conmoción desatada por el caso, no les importan las protestas y el repudio ante el crimen de Mijaíl, tampoco les importan los exhortos de las organizaciones de DDHH que se pronunciaron ante el asesinato de uno de sus miembros.

El testigo estrella nunca fue llevado ante el tribunal por los homicidios que se atribuyó, entre ellos el de Mijaíl, ningún organismo se ocupó de indagar quién lo envió, quién le pagó, ¿por qué? Porque sencillamente desde el inicio de la investigación el jefe del CICPC ha insistido en dar un cariz hamponil a un asesinato político, y adelantando juicio sobre el móvil del robo encontró la vía más expedita para desviar la responsabilidad de los grupos exterminios que actúan con total impunidad en Lara desde hace más de cinco años: los mismos grupos que viene denunciando el padre de Mijaíl, Víctor Martínez junto a otros parlamentarios y un colectivo de víctimas de estas prácticas criminales a quienes hoy los poderosos necrófilos pasan factura.

Fin del acto?? NO!!

A los agentes del crimen y la impunidad les recordamos que hay un pueblo que les repudia alzando su voz de protesta ante el asesinato de uno de sus hermanos de lucha, cuyas imágenes combativas cargadas de ansias y libertad se han multiplicado en las voces, que desde las principales organizaciones defensoras de DDHH en el ámbito regional, nacional e internacional han denunciado tal vil hecho, junto a las voces de un pueblo humilde que con la sangre de sus hijos bullendo en las arterias empuja y acelera la marcha por la vida y la emancipación de los desposeídos.

¡MIJAÍL MARTINEZ vive en laS LUCHAS del pueblo humilde

que acompañó con solidaridad y desprendimiento clasista!

¡SOLO CON LA UNION COMBATIVA DE LAS VICTIMAS PODREMOS ALCANZAR NUESTRAS REIVINDICACIONES!!

COMITÉ DE VICTIMAS CONTRA LA IMPUNIDAD-LARA

Diciembre 2009

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