«Somos el partido más grande de Venezuela», gritó Aristóbulo, refiriéndose al Psuv, desde el Balcón del Pueblo, sin la presencia de Chávez y ante muy poco pueblo. Es verdad, pero ahora no tienen el 60% de respaldo electoral que tenían hace 4 años. Hoy sólo son respaldados por el 47% de los electores, lo que significa que han perdido 23 puntos porcentuales de apoyo, por lo que Chávez es derrotable en una elección presidencial.

«Casi alcanzamos los 2/3 de la Asamblea, algo que nadie ha conseguido en Venezuela». Sí, pero para ello inventaron que el voto de un elector en Apure, Barinas, Bolívar, Guárico y otros estados, tiene más peso electoral que el de uno en Caracas, Miranda, Lara o Zulia. Con menos votos eliges más diputados, situación antidemocrática e inconstitucional. Son unos simples tramposos. Sacaron 47% de los votos, pero controlan 62% de la Asamblea.

«Una victoria contundente» dicen Izarra, Vivas, Serra, Eeckhout y Flores, pero perdieron en votos con quienes se les oponen, mientras antes ganaban las votaciones en forma muy amplia. Se parecen a Pérez Jiménez, quien ganó las elecciones que había perdido con URD al aplicar las reglas del dominó a las mismas: Trancó el Consejo Electoral, contó los votos y, como tuvo menos y en el dominó quien tranca y tiene menos gana, se declaró ganador y con ello presidente. Esto hicieron los socialistas inmorales.

«Los diputados rojos salientes son una fuerza para alcanzar el socialismo», había dicho Aristóbulo horas antes, lo que sin lugar a dudas significa que nunca lo alcanzaremos. Diputados sin experiencia, sin formación, de muy escasa instrucción y con dificultad para articular palabras más allá del discurso vacío aprendido y de los lugares comunes usuales. Gente que cree en la existencia de empresarios socialistas, televisores revolucionarios, neveras antiimperialistas y cervezas explotadoras.

La prueba más evidente de la derrota gubernamental y del Psuv fue la ausencia de Chávez en el Balcón de Miraflores y el cambio de tres horas de habladera de paja por tres minutos de discurso fogoso, aunque igualmente mentiroso, de Aristóbulo. En el pasado, Chávez usualmente reconocía sus derrotas; hoy ha perdido hasta esa cualidad. No se diga la capacidad de analizar las causas de las mismas.

Luis Fuenmayor Toro
Ex director OPSU

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