El general Antonio Benavides ha dicho que a los delincuentes les espera la cárcel o la tumba. El ministro Tareck el Aissami lo respalda. La “defensora” del pueblo nada dice al respecto, como ya es costumbre. La Asamblea Nacional, mucho menos. Y desde las filas del liderazgo psuvista también surge un escandaloso silencio. Pero tampoco la oposición ha reaccionado como debería frente a una cosa como esta.
No es fácil salir en defensa de los derechos humanos de los delincuentes. Es de las cosas más impopulares que hay.
Es muy común escuchar en cualquier conversación que a los delincuentes hay que matarlos. Y, nos guste o no, la poca o nula valoración que el hampa tiene por la vida de sus víctimas poco ayuda a colocar las cosas en su lugar.
Es una verdadera tragedia que la respuesta a la delincuencia, a la inseguridad en la cual estamos sumergidos sea la cárcel o la muerte, según se desprende de un oficial de alta graduación a quien le gusta la música de Alí Primera, como lo demostró durante una acción represiva contra una manifestación. Vaya contradicción, el cantor del pueblo, el “Panita” Alí le cantaba a la vida y no creo que se imaginara un socialismo sometido a ese dilema espantoso convertido en política oficial.
La prevención del delito, la misión que debe cumplir el Estado para intentar redimir a los delincuentes, y sobre todo a quienes delinquen por primera vez, no valen ni medio. Y tampoco importa enviar este tipo de mensajes en un país cuya carta magna prohíbe expresamente la aplicación de la pena de muerte, y que le dio rango constitucional a los tratados y convenios firmados por Venezuela en materia de derechos humanos.
Muerte tenemos de sobra en estos tiempos. Y hay la cárcel que juega garrote en nuestro país, mientras en Holanda, por ejemplo, acaban de cerrar varias por falta de uso…
Nuestras cárceles ofrecen muerte en vida, degradación del ser humano hasta más no poder. De paso, son antros en los cuales también florece la corrupción, porque no hay pistola, ametralladora o granada que no ingrese con la complicidad de la custodia interna o externa.
Qué mal estamos. Y podemos estar peor, porque el Estado luce sin respuestas al problema de la inseguridad. Me temo que una declaración de esa naturaleza, no repudiada de inmediato por las máximas autoridades del país, está abriendo una peligrosa puerta para que por la vía de los hechos lleguemos a la conclusión de que a la delincuencia hay que atacarla con la misma crueldad y con el mismo irrespeto por la vida y la legalidad que ella exhibe.
Seguramente en esta coyuntura electoral más de uno guardará silencio porque es lo políticamente correcto, pero si caemos en la tentación de promover la venganza en lugar de la justicia lo pagaremos muy caro.
Retire lo dicho, general Benavides. Tenga ese gesto de respeto a la Constitución y a la vida… Y si en verdad usted cree que cárcel o muerte es la respuesta a la inseguridad, tenga la humildad de hablar con ese digno venezolano que se llama Humberto Prado. Humberto le hará saber que se puede salir de las tinieblas del delito y construir patria desde la solidaridad, desde la rectificación de los errores e incluso desde el perdón.
Condolencias Dejamos constancia de nuestro pesar por el fallecimiento de Guillermo García Ponce, uno de los fundadores de la Juventud Comunista, miembro de la Junta Patriótica que dirigió la lucha contra la dictadura perezjimenista, y en la actualidad director del Diario VEA. Igualmente lamentamos la trágica muerte del gobernador de Guárico, William Lara, y del diputado al Parlatino , Luis Ceballos Lobo. A sus familiares y compañeros nuestra palabra de solidaridad.
Vladimir Villegas
Periodista
Publicado en El Nacional (Tomado de Analítica)