Sabino Romero: Primer Preso Político Indígena de la “revolución bolivariana”
José Quintero Weir
“Hubo un tiempo en que el tiempo no se contaba. En ese tiempo los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, se estaban caminando como de por sí se caminan los dioses primeros, o sea bailando. En ese tiempo mucho ruido había, por todos lados se escuchaban voces y gritos. Mucho ruido y nada se entendía. Y es que el ruido ese que había no era para entender nada, sino que era ruido para no entender nada”.
Subcomandante Marcos.
Hoy 21 de octubre, en horas de la mañana, el líder indígena yukpa Sabino Romero, cacique de la comunidad de Chaktapa, ha sido imputado por el Estado-gobierno de la “revolución bolivariana” como un bandolero, criminal y abigeo. La estrategia, precisamente diseñada por la Vice-Presidencia de la República, el Ministerio de Interior y Justicia, el Ministerio de Obras Públicas, Ambiente y de Pueblos Indígenas, y aplaudida y apoyada por los hacendados y el rector de la Universidad del Zulia (como siempre, la ciencia está al lado del “progreso”), está llegando exitosamente a culminación: Sabino está preso y el profesor Lusbi Portillo de la ecologista Sociedad Homo et Natura, aliada de las comunidades, está siendo solicitado por los cuerpos policiales del régimen.
Para nada nos extraña esta realidad, lo que no minimiza su terrible condición. Ya en los 60, la Cuarta República se encargaba de construir escenarios que convertían a los revolucionarios en “vulgares bandoleros”; es decir, el poder siempre tiene la potestad de ordenar el significado de las palabras, sin embargo, todos sabemos que, las palabras sólo son verdaderas cuando están consustanciadas con la vida de quien las dice y, con ellas, se juega la vida. De tal manera que, los cancerberos pueden apresar, juzgar y condenar a Sabino como un “bandolero”, pero el pueblo yukpa sabe que a partir de ese mismo momento, esa palabra adquiere, por la fuerza ética del líder, la fuerza significativa de la palabra: Dignidad, Libertad y Autonomía.
Al mismo tiempo, asesores comunicacionales contratados ad hoc (llámese oportunistas de cualquier ralea, léase: Golinger; Britto García y el ilustre desconocido que orienta a Vive TV) y los lambucios de AMCLA se encargan de hacer ruido buscando convertir en realidad la estratagema de la mafiosa concertación: Estado-gobierno “revolucionario”-hacendados-mineros. La cosa es que mientras más ruido hacen, el Sabino se hace más incómodamente grande y, la lucha de los pueblos indígenas crece y se hace más incontrolable.
Es cierto que el Vice-presidente, Diosdado Cabello y Tarek el Aisami han logrado convencer y doblegar a parte de las comunidades yukpa; también es cierto que hoy día tienen a Sabino encarcelado mientras que a su agresor lo visita cordialmente nada menos que la Diputada indígena Noheli Pocaterra. Pero, mientras más inescrupulosamente se desenmascaran sus espíritus, más crece Sabino en el corazón yukpa de la Sierra.
Sabino está preso. El Estado-gobierno de Chávez le acusa de “bandolero”, “criminal” y “abigeo”. Necesitan condenarlo para terminar sus negocios mineros. Hacen ruido para que no se escuche su voz. Hacen ruido para que no se hermanen con él los pueblos del mundo; hacen ruido sus asesores e intelectuales para que su palabra se pierda en el desorden que buscan crear. Pero Sabino crece y esto no es mero decir: crece porque crece la digna rabia de su comunidad de Chaktapa; crece la digna rabia en contra de todos los oportunistas que se viven al Estado-gobierno de Chávez y va a seguir creciendo, creciendo, hasta llegar al horizonte que en verdad los yukpa, los barí, los wayuu y todos los pueblos indígenas de Venezuela luchan por alcanzar.
Sabino está preso porque es un “bandolero” político igualito que: Argimiro Gabaldón; Chico Mendes; Lucio Cabañas; Emiliano Zapata; Augusto César Sandino; Tupac Amaru; y todos los bandoleros que en el mundo han sido odiosos a los que están en el poder.