Uno de los elementos claves de la democracia es rendir cuentas. A esto irá al Parlamento mañana viernes el Presidente de la República. Al menos desde el punto de vista formal.
A dar cumplimiento al contenido del artículo 237 de la Constitución. Sin embargo, desde el punto de vista de la desfachatez que le es característica, lamentablemente no dará explicaciones al tema clave de la seguridad que están colocando en peligro a la Nación venezolana.
En Venezuela han ocurrido 18.850 homicidios durante 2011, según fuentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas. Mañana, Presidente, usted deberá pedir perdón, arrodillado ante el país, por esa sola razón que atenta contra un elemento existencial del Estado, como lo es la población.
En Venezuela existen más de 12 millones de armas ilegales en manos de la población civil, según cifras conservadoras de Amnistía Internacional. Pero lo más grave es que el Gobierno desconoce el número exacto de las armas que ha autorizado para el uso de particulares, habiendo desaparecido el registro entre el año 2002 y 2004.
No se conoce su paradero. Datos capitales, indispensables para abordar la violencia en Venezuela, relativos a la fabricación, importación, exportación, almacenamiento, tránsito, control, inspección, comercio, posesión y uso de de armas, municiones y explosivos en el país son inexistentes. Y el Gobierno persiste en la opacidad.
La inseguridad está acabando con los venezolanos, Presidente. Reconózcalo mañana frente al país. Y no se excuse, las muertes están allí. Son condenables todos los asesinatos, los que ocurren en el este de Caracas y los de oeste. Los que ocurren en una región gobernada por la oposición o por el oficialismo.
No entrape su responsabilidad. No trafique políticamente con el inalienable derecho a la vida de cada venezolano de cualquier raza, género, tendencia política o religión que el Estado está obligado a garantizar. El derecho fundamental a la vida, el más violado en Venezuela.
A veces se preguntan los analistas si esta violencia forma parte de un plan deliberado. Las cosas simples no necesitan teorías. El fracaso de este gobierno en materia de seguridad ciudadana y seguridad nacional obedece al fracaso de una gestión de gobierno de 13 años frente del poder con el mayor ingreso petrolero en toda la historia de Venezuela.
Y no me cabe la menor duda, este gobierno saldrá del poder por el fracaso frente a la inseguridad. Porque al final las cifras de las viviendas, los hospitales, y las carreteras construidas se pueden falsear sin mayor escándalo. En eso es especialista el gobierno. Sin embargo, las cifras de los muertos por homicidio tocan cada vez más a toda la familia venezolana.
Presidente, si tiene algo de moral, pida perdón mañana frente al país en cadena nacional de radio y televisión por estos 18.850 homicidios ocurridos en Venezuela durante 2011. No existe justificación de ningún tipo para este fracaso en el deber del Estado de garantizar la vida a sus ciudadanos. (Rocío San Miguel, Tal Cual, 12.01.12)