El pasado 09 de junio Provea difundió los resultados de su Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Humanos en Venezuela durante el año 2014. Este diagnóstico de 15 derechos, 9 de ellos de los llamados derechos económicos, sociales y culturales, ha sido uno de los más sombríos que Provea ha tenido que presentar en la última década y media. Y no lo reconocemos con alegría, sino con una profunda preocupación. La expresión de una profunda crisis económica y el estancamiento y retrocesos de las diferentes misiones sociales, aunadas con la insistencia en la política estatal de discriminación por razones políticas ha dibujado un contexto-país dramático y altamente inestable. Y las alertas, en vez de convocar a la rectificación y consensos por parte de las autoridades generan, como respuesta, la criminalización y las campañas de desprestigio.
Uno no sabe si es teatro o ignorancia la reacción de diferentes altas autoridades, incluido el Defensor del Pueblo, ante la difusión de cifras extraídas de fuentes oficiales. Porque el informe de Provea mantiene, como datos privilegiados los datos emanados por las propias instituciones estatales. A pesar de la dificultad en el acceso. Son los números del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año 2013 los que afirman que más de 400.000 familias ingresaron al umbral de la pobreza ese año, a razón de 48 familias por hora. Y ha sido el propio INE quien se ha negado a difundir la cifra para el año 2014, pero si tomamos en cuenta otros guarismos estatales, como la data de inflación de 68,5%, el crecimiento exponencial de la tasa de desabastecimiento y la crisis de diferentes políticas sociales, como expresan las propias memorias y cuenta ministeriales, la conclusión es obvia: La pobreza continúa creciendo en el país, como mínimo, en la cantidad reconocida oficialmente para el año 2013. Si tuviéramos las cifras oficiales a disposición de cualquiera, como debería ser en un gobierno que se califique como democrático, podríamos tener un número. Pero a falta de estas tenemos que hacer proyecciones para hacernos una idea de cómo estamos actualmente como país. Y estos cálculos dicen que para finales del año 2015 tendremos en nuestro país la cantidad de 12 millones de personas pobres, la misma cifra que teníamos en el año 2000.
Cualquier curioso que ahora mismo revise los Informes de Provea para años anteriores podrá constatar que hubo el reconocimiento, durante la gestión de Hugo Chávez, de los avances puntuales alcanzados en materia de derechos humanos. Es por esto que, con propiedad podemos afirmar que, lamentablemente, el gobierno del presidente Nicolás Maduro se ha convertido en una gran fábrica de pobreza, dinamitando en sólo dos años lo mejor de las políticas de inclusión promovidas por el proyecto bolivariano en el poder.
Es por esta razón que el presidente Maduro intenta, a toda costa, ganar indulgencias con escapulario ajeno, el de la anterior gestión. Algunos organismos internacionales han aceptado evaluar a Venezuela analizando los últimos 15 años, donde hay aspectos positivos a resaltar. Pero otros entienden que como el gobierno de Maduro es diferente al de Hugo Chávez, exigen que las cifras sean actuales y que el discurso oficial detalle las políticas a futuro inmediato para resolver los problemas planteados. Es como si Raúl Leoni hubiera pedido ser analizado tomando en cuenta los años de gobierno de Rómulo Betancourt. Si bien los indicadores de años anteriores son útiles para las comparaciones, el gobierno de Nicolás Maduro debe ser valorado en base a los resultados de sus propios años de gobierno.
Provea divulga en voz alta las malas noticias con el objetivo que las autoridades tomen los correctivos necesarios. Fue así como en el año 2007 alertamos sobre los signos de retroceso de la Misión Barrio Adentro, lo cual generó una reacción furiosa de funcionarios como Tarek El Aissami y Eleazar Díaz Rangel, que después tuvieron que guardarse sus palabras cuando el propio presidente Chávez reconoció la crisis en el sector de la salud pública, dificultades que por cierto hoy alcanzan las fronteras de la crisis humanitaria. Hoy, en base a la propia Memoria y Cuenta del Ministerio de Vivienda, que por cierto es inconseguible en los sitios webs oficiales, estamos advirtiendo sobre la implosión de la Gran Misión Vivienda Venezuela, la cual para el año 2014 alcanzó, contando las casas construidas por el sector privado, la cantidad de 60.000 viviendas levantadas en todo el país, una disminución de casi el 70% respecto al año anterior. Además, el presupuesto destinado al ente disminuyó en 50% respecto al dinero erogado en el período 2013.
Para dialogar en los mismos términos de la lógica oficial decimos que guerra avisada no mata soldado y si lo mata, es por descuidado. Coincidimos con Desmond Tutu cuando, sobre Venezuela, opina que “No es demasiado tarde para que Maduro cambie de rumbo”.
(*) Coordinador General de Provea
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