Anaylis Magallanes, madre del niño muerto "presuntamente" de Mal de Chagas, habitante del Tercer Plan del Barrio La Pedrera, Parroquia Antímano

En una nota publicada en su bitácora, Radar de los Barrios hace una denuncia que difundimos a publicación:

«Dos semanas despues que fue detectado un brote de Mal de Chagas en el Barrio La Pedrera, Antímano, diversos voceros oficiales (entre ellos el Ministro de Salud, teniente coronel Luis Reyes Reyes) siguen hablando de “15 personas afectadas” y negando la aparición de otros casos confirmados. Desgraciadamente, es otra la versión que se recoge cuando se camina por lo que queda de las calles y escaleras del barrio. Los vecinos manejan cifran sustancialmente más altas. “Hasta ahora tenemos 25 casos de personas infectadas por el chipo, y que han sobrevivido”, nos dijo Evelyn Martínez, dirigente comunitaria de la parroquia que tiene tres años activando la solidaridad con la gente de La Pedrera. “¿Sobrevivientes? ¿Cómo que sobrevivientes? El gobierno no ha hablado nunca de ninguna víctima fatal…” le respondimos. “Yo no se que dice el gobierno o que deja de decir”, nos replicó, “pero aquí murió un niño, un bebé, y su casa esta aquí mismo, al final del embaulamiento de la quebrada, a mano izquierda…”

Donde la quebrada cae en cascada sobre un vertedero de basura fueron detectados los primeros chipos. A sólo metros queda la humildísima vivienda (paredes de madera, techo de zinc, piso de tierra) en la que residen Ana, Jesús y los tres hijos que sobreviven al brote de Mal de Chagas

QUEBRADA, BASURA Y CHIPOS

La quebrada que atraviesa esa parte de La Pedrera se llama “La Basurita”. Cuando llueve esa “basurita” se transforma en un torrente de agua, lodo y piedras que amenaza las viviendas y la vida de toda la comunidad. Las aguas de “La Basurita” caen como cascada precisamente sobre un profundo barranco transformado desde hace años en vertedero de desechos y chatarra. Justamente allí, en el encuentro de “La Basurita” con el basurero, fueron detectados los primeros chipos. A menos de 40 metros del sitio esta la humildísima vivienda en que Anaylis Magallanes y Jesús Ramos vivían con sus cuatro hijos, que ahora son sólo tres.

Paredes de madera, techo de zinc, piso de tierra. Así es la casita en que encontramos a Anaylis Magallanes. Ojerosa, desencajada, sufriente, Anaylis no quiere hablar. “¿Para qué?”-solloza- “¿Para que voy a contar todo otra vez, si nadie hace nada?”. Un vecino, Orlando Cova, le dice: “Hable con esta gente, comadre. Si no pide ayuda, ¿Cómo la va a conseguir?”. Ante la insistencia del compadre y vecino, con la vista fija en el suelo, la madre empieza su narración: “El niño tenia fiebre. Empezó a hincharse. Cuando lo cargué volteó los ojitos. Me lo lleve volando al hospital Pérez Carreño. ¡Se me murió, tenía apenas un añito y se me murió!”. El llanto la obliga a hacer una pausa en el relato. Cuando puede seguir nos cuenta que hace muy poco tuvo que enterrar a su mamá, y cuando aun no terminaba de llorarla, vino la muerte y le arrebata a su hijo.

Jesús Ramos, padre del niño fallecido. Mientras cuidaba (en su cama, en su cuarto, en su casa) a sus otros tres hijos, una bala perdida atravesó el techo del rancho y lo hirió en el estómago. La bala sigue allí

padres del niño muerto por Chagas

ADEMAS DE CHAGAS, BALAZOS…

Refieren los vecinos que fue justamente el deceso del niño lo que detona la alarma en el barrio. Las familias en las que había niños y adultos con fiebre y malestares acuden con rapidez y temor al hospital y lo que era una presunción luego se confirma: El Mal de Chagas esta presente en La Pedrera, matando a un niño y enfermando a muchos más.

A un costado del lugar donde hablamos con la madre sentimos los pasos de alguien que arrastra los pies, pasos de anciano. Pero cuando aparta la cortina vemos a un hombre muy joven. Es Jesús Ramos, esposo de Anaylis Magallanes, padre del niño fallecido y de otros tres pequeños. Su dificultad para caminar la origina una herida. Jesús Ramos tiene una bala en el abdomen. “No lo operaron para sacársela justamente por la emergencia que hay en el hospital por lo del Mal de Chagas”, explica confusamente la esposa. Jesús, desplazándose con dolorosa lentitud, nos lleva hacia el interior del rancho y nos muestra un agujero en la plancha de zinc: “Por aquí entró la bala perdida que me dio”. Mientras Anaylis estaba en el hospital con el bebé agonizante, Jesús se quedo en la casa cuidando a los otros tres niños. A medianoche, en su cama, fue alcanzado por la “sensación de inseguridad”, como llama el gobierno la situación de guerra civil que viven los habitantes de los sectores populares de nuestro país.

Un padre con una bala en el abdomen por la inseguridad, una madre que no duerme por el terror de perder a los tres hijos que le quedan por el Mal de Chagas, asi viven algunos venezolanos en un país que facturó por petróleo 950 mil millones de dólares en los últimos diez años…

AYUDA URGENTE, DE VIDA O MUERTE

Anaylis y Jesús necesitan ayuda urgente. Del gobierno y de quién sea. Quizá por la manía secretista de todo gobierno militar, el Ejecutivo ha preferido obviar en sus declaraciones y quizá en sus registros la muerte del hijito de esta pareja. Tal conducta se inscribe en la misma actitud exhibida cuando otro brote de Mal de Chagas cobró por lo menos cuatro vidas y afectó a más de 50 personas hace un año en Chichiriviche de La Costa, estado Vargas. En aquella oportunidad el gobierno perdió un tiempo precioso hablando de “enfermedad misteriosa” y otras necedades, para luego terminar reconociendo el brote y procediendo a fumigar. Pero ahora Anaylis y Jesús no pueden perder tiempo. Para ellos y sus tres hijos el problema no es “de imagen”, ni de “relaciones públicas” ni de politiquería, sino de vida o muerte: Jesús Ramos, padre y sostén económico de esa familia, tiene una bala en abdomen, recibida en su cama, cuando dormía con sus hijos. Viviendo tan cerca del lugar donde la quebrada desemboca en el basurero, Anaylis no puede dormir pensando en que hacer para que los tres pequeños que le quedan no se los lleve el Mal de Chagas, el dengue o cualquier otro azote de los que forman del cortejo inmediato de la pobreza.

Una de las caras de la crisis humanitaria que esta sin respuesta desde 0ctubre de 2007: La Pedrera, un barrio sentenciado a la muerte por olvido…

Del resto del barrio mejor no hablemos. Quien quiera, puede buscar la columna del Radar de los Barrios en el diario La Voz correspondiente al ¡domingo 18 de Noviembre de 2007! Allí relatamos todo lo ocurrido en La Pedrera a finales de octubre de ese año, ¡Hace TRES años! Todo lo que hoy ocurre en ese espacio comunitario es consecuencia de que la crisis humanitaria desatada por el deslave de entonces no ha tenido respuesta responsable por parte de gobierno alguno. Así que no vengan los burócratas a descubrir ahora que “La Pedrera existe porque aparecieron los chipos”. ¡No! ¡Es al revés! ¡Los chipos (y las ratas, y las culebras, y toda clase de alimañas) están en La Pedrera y en muchos otros barrios de Caracas y del país precisamente porque hay otras alimañas, con escritorios y aire acondicionado, más preocupadas por mantener sus cargos, su dinero y su poder que por trabajar para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, en especial de los mas pobres!

Es cierto: En este país que sólo en los últimos diez años facturó por concepto de exportaciones petroleras la inmensa suma de 950 mil millones de dólares, un 54 % de la población vive en barrios y otro 16 % reside en las llamadas «urbanizaciones populares», cuyas condiciones de vida son iguales o peores a las de muchos barrios. Dicho en otras palabras, Venezuela tiene un gobierno multimillonario mientras siete de cada diez venezolanos vivimos en espacios económicamente deprimidos y socialmente segregados. Todo esto ocurre mientras que para el mundo se habla de «socialismo» y otras nostalgias. Razones para la indignación, ciertamente, hay muchas. Pero atendamos lo urgente: Por lo pronto, ayudemos todos a Anaylis, Jesús y sus tres hijos sobrevivientes. Ellos esperan, a través de los teléfonos 0426 7109676 y 0426 9104353, auxilio y solidaridad. Más allá de la política, más allá de los colores, demostremos en este caso concreto el inmenso corazón que sigue siendo la característica principal del pueblo venezolano». (Rada de los Barrios, 16.05.10, http://radardelosbarrios.blogspot.com/2010/05/gobierno-oculta-muerte-por-chagas-en.html)

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