El coordinador de la ONG Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rafael Becerra, cree que no se le ha dado respuesta integral a un problema que afecta a todo un colectivo del estado Bolívar, al referirse a la actividad minera en esta región, de la que dependen cientos de familias.
“En la población de La Paragua con el cese de la actividad minera se produjo un impacto social, amén del económico, a pesar de los proyectos que se impulsaron”, dijo, recordando que se estimularon áreas como el turismo cuando no había infraestructura adecuada, y carencia de servicios básicos y apropiada vialidad.
“Se incurrió en improvisaciones y se sigue incurriendo”, dijo Becerra, quien recordó el desvío de recursos, malversación y pagos inadecuados de los dineros en la llamada reconversión minera.
Subrayó que “no ha habido la voluntad política necesaria” para atender el problema de la actividad minera considerada ilegal, para ello recordó como se mantiene prácticamente en letra muerta el Proyecto Tocoma, diseñado para atender al minero en el sector El Merey, “que si se hubiera acometido se hubieran evitado los problemas actuales”.
Cree que ha habido mucha “negligencia, omisión e impericia en el manejo de un asunto que es sencillo si nos sentamos a dialogar en mesas de negociación social”.
Dijo que en estos tiempos de “revolución”, la misión que ha debido constituirse ha debido hacerse es “Constitución pa’dentro”.
Explicó que el plan contiene cinco niveles de aplicabilidad inmediata, para garantizar la inclusión de los pequeños mineros en sectores afectados por la construcción de la represa Tocoma. (Carolina Maffia, 09.05.10, http://www.correodelcaroni.com/content/view/152516/149)
Denuncian que mineros huyen de atropellos militares
El Ejército comenzó -este viernes 07.05.10- un sorpresivo desalojo en las minas de El Manteco, al sur del estado Bolívar, donde trabajaban muchas personas que anteriormente habían salido de La Paragua, cuando el gobierno decretó la reconversión minera en 2006. La periodista Natalie García realizó una cobertura desde el sitio de los acontecimientos:
La acción militar obligó la salida forzada de cientos de mineros, como ya ha ocurrido en otras zonas de la entidad a raíz de la puesta en marcha del Plan Caura.
Los afectados aseguran haberlo perdido todo o casi todo. “Lo que logré en tres años lo perdí en una hora. ¿Quién me paga lo que allá tenía? nadie. Perdí como 200 mil bolívares, cómo me recuperó, el gobierno no me va dar trabajo”, expresó Santos Bolívar, quien salió huyendo de El Limón.
Los castrenses llegaron primero al sector Pista el Medio, a una hora en carro de El Limón, a bordo de dos helicópteros, como a las 3:00 de la tarde del viernes y no fue hasta casi caída la noche cuando informaron a las personas que debían de salir.
Como la medida fue tan inesperada las personas empezaron a pedir explicaciones, pero fue inútil. “Nos dijeron que teníamos 5 minutos para irnos, que agarráramos los bolsos y saliéramos de allí, antes de irnos nos revisaban si teníamos dinero y oro nos lo quitaban. En vista de eso tuvimos que tomar la vía de madrugada, algunos en los Toyota y otros a pie, eso fue horrible, son 8 horas de camino por una carretera malísima hasta El Manteco”, expresó Jorge Pérez.
Huída masiva
La noticia del desalojo en Pista el Medio se “corrió como la pólvora” generando una estampida humana en los sectores aledaños. Quienes deseaban salvar sus enseres, llamaron a los transportes 4×4 y partieron con lo que pudieron antes de que los militares llegasen.
“Nos vinimos así, allí llevo apenas unas cositas. Nos dijeron lo que estaba pasando y salimos, porque los militares amenazaron con echarle plomo a quienes no se fueran de las minas, eso fue muy horrible, y no entiendo cómo nos sacan sin avisar, si muchos aquí cuentan con permisos para combustible, e incluso hay cooperativas”, expresó Armando Muñoz, de la mina Toro Parao’.
Mientras las personas salían de Pista el Medio los funcionarios explotaron algunas máquinas con C4, lo que asustó aún más a las comunidades cercanas. “Yo escuché como detonaron algunos equipos, después llegaron las personas y tuvimos que salir, me llevo lo puesto porque no dio chance a nada”, comentó María González, de nacionalidad colombiana.
Supuestos excesos
Además de las pérdidas materiales los mineros se quejan de las vejaciones a las que son sometidas y los presuntos abusos de los efectivos. “A mí me quitaron hasta la cartera, dejé el bolso en la barraca donde llegaron los militares y cuando me di cuenta sólo me quedaban tres suéter, dos pantalones y unos zapatos, lo demás se lo llevaron. En la cartera tenía dinero y 8 gramas de oro, eso desapareció, lo que hicieron fue un atraco”, dijo José Luna.
La indignación era tal que los mineros al interrogárseles sobre lo sucedido decían, “eso fue un saqueo no un desalojo, prácticamente nos atracaron”. En la alcabala de acceso a la trocha que conduce a las minas El Limón, Toro Parao, Pista El Medio y Pueblo Nuevo se podía observar la llegada de centenares de personas con bolsas plásticas y apenas un poco de ropa.
Los que tuvieron más suerte sacaron alguna que otra nevera, motosierras, ventiladores, y demás enceres. Pese a la movilización de los mineros y la angustia de los familiares que no sabían del estado de sus seres queridos, en El Manteco reinaba la calma.
Irrespeto al uniforme
La llegada de un helicóptero al aeropuerto de la localidad -a las 3:00 de la tarde- fue lo único que perturbó el ritmo normal de los habitantes, quienes se fueron a averiguar en la terminal.
Una vez allí los militares informaron que todos los mineros de esa zona tenían cinco horas para salir de los yacimientos, de lo contrario acabarían con todo. En una conversación informal con un funcionario del Ejército se le preguntó cómo estaban sacando a los explotadores de yacimientos y éste respondió “a los coña…”.
A todas estas los uniformados que llegaron de la comisión no quisieron ofrecer detalles del operativo. Los de menor rango, sin importar la presencia de un importante número de personas, bromeaban y hasta usaban las peinillas para darse en las partes traseras a manera de juego y burla, haciendo referencia a cómo habían desalojado a los explotadores de oro.
El equipo reporteril de Correo del Caroní presenció varias escenas de este tipo, mientras realizaba las indagaciones para esta nota. Quienes estaban allí indignados comentaban “cómo se echan los chistes y los cuentos de lo sucedido sin importarles nada, qué descaro, es humillante”.
Velar por los derechos
Además de lo que vivieron los mineros al ser desalojados en los yacimientos, al llegar a El Manteco tuvieron que pasar por la requisa de la alcabala hacia El Limón, donde los obligaban a abrir las maletas y bolsas y sacar toda la ropa en medio de la calle llena de tierra.
Por situaciones como esta y las ocurridas presuntamente mina adentro, los explotadores de yacimientos exigen que los militares se hagan acompañar por un fiscal de Derechos Fundamentales y la Defensoría del Pueblo, para así garantizar que los procedimientos sean ajustados al marco legal.
“Somos mineros, pero también somos seres humanos y eso parece que se les olvida a los militares, que cada vez que hay un desalojo nos tratan peor que lo perros, sin respetar ni siquiera lo poco o mucho que tengamos”, sentenció José Gómez, desalojado de El Limón. (Natalie García, Correo del Caroní, 09.05.10)