Foto: Periodismo de Paz

Cuando se piensa en el desarme, automáticamente buscamos los actores claves para este proceso, pero tal vez no caigamos en cuenta de que los y las ciberactivistas pueden desempeñar un papel fundamental. Para que nos hable de este tema entrevistamos a un experto en el área, como lo es Luis Carlos Díaz, coordinador del Área de Comunicación y Redes de la Fundación Centro Gumilla.

 

¿Qué es el ciberactivismo?

El ciberactivismo tiene que ver con cómo llevamos a espacios digitales las prácticas que antes hacían los y las activistas en el mundo real. El activismo intenta conseguir algunas destrezas para impactar en la agenda de sensibilidades del otro, es decir, que la gente se preocupe por lo que tradicionalmente se preocupa, pero que también se haga parte de algunas luchas por la humanidad, como el desarme, entre otras causas.

 

¿Cuáles son las ventajas del activismo a través de la red?

El hecho de que cada vez haya más gente conectada a Internet hace que la red se convierta en plazas públicas donde la gente está. Si antes uno como activista iba a la plaza y entregaba un volante, ahora se puede entregar un volante digital, una petición metiéndose en Facebook, en Twitter, etc.

El ciberactivismo fortalece el trabajo del activista porque en Internet se pueden desarrollar más potencialidades: desde la petición de firmas, que en la calle puede resultar problemática, hasta el uso de bases de datos, tecnología de innovación que te permite estar más cerca de la gente. Otro aspecto más importante aún para los activistas y tiene que ver con la autonomía, ya que ahora tienes tu propio espacio. Para los defensores de derechos humanos esto es un gran privilegio, que elimina el filtro que aplicaban los medios de comunicación.

 

¿Cuál es el papel del ciberactivismo hoy ?

En primer lugar, buscar alianzas con organizaciones, con individualidades que están trabajando y produciendo trabajos en tu área. La falta de redes es una carencia en el activismo, en las ONG y de la sociedad civil venezolana, pero en Internet la red es la norma.

 

En segundo lugar, la red te permite “empaparte” de las cosas que pasan en el mundo y poder enviar información importante de lo que pasa aquí, traducida a diferentes idiomas; para ellos es fundamental que el o la activista supere la barrera del idioma. En tercer lugar, el papel del activista es poder hacer de la tecnología un tema de investigación, se debe hacer de la tecnología una aliada.

 

¿Debe regularse el ciberactivismo?

 

No. El ciberactivista goza de la libertad de expresión consagrada en los artículos 57 y 58 de la Constitución Nacional, al igual que cualquier otro ciudadano o ciudadana.

 

Entendamos al ciberactivista como un nodo de opinión publica, como una persona con capacidad de articular y que, además, tiene una reputación digital, unas comunidades de referencia que lo reconocen como líder o lidereza. Pensar que a esta persona se le va a aplicar la misma ley que a los medios de comunicación termina siendo injusto porque esa persona no tiene un medio.

 

Por otro lado, el o la ciberactivista en el momento en que empieza a vincularse con temas de derechos humanos empieza a tener la misma protección de los defensores de derechos humanos. El Estado debe garantizar que tengan libertad de trabajar; mas bien hay que resguardarlo. Lo que debe haber son unos acuerdos sociales: contra la pedofilia, el narcotráfico, etc.

 

¿Hay experiencias de ciberactivistas y el desarme?

Hay una experiencia que se llama “Desármate” que se realizó en Tucumán, Argentina, en la cual unos ciberactivistas, que no son expertos en balística, quisieron trabajar con la cultura de paz, de manera de poder crear en la gente un clima favorable al desarme. Para ello, se valieron de su cuenta en Twitter, que es @desarmate. Aún no hay resultados de esta experiencia porque es muy reciente y trascendió lo local, que era su foco, y está produciendo información que le sirve a otra gente que trabaja el tema de políticas de desarme.

 

En Brasil, en 2003, se realizó una experiencia mucho más grande puesto que la ONG Viva Rio se alió con el Estado y con capitales privados y lograron hacer campaña de radio, TV, prensa y publicar libros, que además eran guía para que otras personas fueran facilitadoras en el tema de desarme. En esta experiencia el Internet sirvió para centralizar trabajos y para ganar voluntarios; era parte de un trabajo muy grande, no era el centro, sino una amalgama, y eso también fue interesante en términos de ciberactivismo.

 

¿Cómo apoyar el desarme en Venezuela?

Más allá de la campaña de desarme, debemos pensar en una política de desarme para que el proceso sea sostenido y no puntual. Para ello, es fundamental que se construya una cultura de desarme y es precisamente en esta área donde van a trabajar los ciberactivistas y las ONG.

 

Por ejemplo, los y las ciberactivistas podemos ayudar a conseguir cuáles son las causas más intangibles por las que la gente se arma. No solamente la gente se arma por inseguridad, se arma también por machismo. Los y las ciberactivistas somos otros referentes que, en este momento, podemos tener mayor credibilidad y podemos hablar de este tema y movilizar.

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