Provea, al igual que miles de organizaciones y millones de personas en el mundo, rechaza los argumentos utilizados por algunas naciones para justificar la guerra contra Irak. Más aún cuando esos mismos estados hicieron oídos sordos ante los informes de Amnistía Internacional y de otras organizaciones que denunciaron las violaciones generalizadas de derechos humanos que tenían lugar en Irak.
Igualmente señalamos que lo que cínicamente llaman «efectos colaterales de la guerra», significa la muerte de civiles (mujeres y niños en primer lugar), dolor y sufrimiento para los sobrevivientes, hambruna, epidemias y millares de refugiados, entre otras calamidades para el pueblo irakí.
Debemos recordar que el concepto de «guerra preventiva», que vuelven a usar algunos políticos de las naciones poderosas, fue el mismo usado por Adolfo Hitler con las consecuencias terribles de la humanidad. Fue precisamente después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, que se consolidó lo que hoy conocemos como el sistema de Naciones Unidas, organismo creado para preservar la paz y fomentar los derechos humanos y no para propiciar la guerra.
En definitiva, la paz no podrá ser una realidad mientras haya naciones que se consideren gendarmes del mundo y pretendan hacer «justicia por sus propias manos», violando el estado de derecho internacional. Las naciones deben buscar mecanismos pacíficos de resolución de conflictos si no quieren que la supervivencia de la humanidad peligre.
Por eso, junto con el resto del mundo, nos sentimos unidos y hermanados con parte del pueblo estadounidense que advirtió a sus actuales gobernantes lo siguiente: «no apoyaremos sus guerras; repudiaremos todas esas acciones emprendidas en nuestro nombre, pues no nos benefician. Tenderemos la mano a los pueblos del mundo que sufren como consecuencia de esas decisiones. Manifestaremos nuestra solidaridad con las palabras y en los hechos».
Prensa Provea, 21.02.03