Nos comenta un lector: “ Un día, sin razón alguna, unos policías me detuvieron y me golpearon. Realicé la denuncia en la oficina de derechos humanos del cuerpo policial al que pertenecían los agentes y luego de algunos meses emitieron un informe que negaba mis declaraciones. Entonces, ¿Quién responde por lo que me ocurrió? ¿Mi denuncia no sirvió de nada?”
Algunas veces no recibimos resultados satisfactorios a nuestras denuncias. Se presentan obstáculos como la solidaridad entre los funcionarios, la ineficiencia o la indiferencia de las autoridades. Nos sentimos frustrados ante la impunidad en la violación de nuestros derechos y por eso desconfiamos del sistema de administración de justicia. Por eso mucha gente no denuncia y, con ello, la impunidad se impone sobre la justicia.
Sin embargo, hay que insistir en la exigencia de justicia y persistir con la denuncia. Si no recibe una respuesta adecuada, nuestro lector puede denunciar su caso ante el Ministerio Público y si éste tampoco actúa diligentemente, debe introducir un recurso de amparo ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Solo después de perseverar con sus denuncias, muchas víctimas de violaciones de derechos humanos logran justicia, a veces después de décadas. Con ello hicieron aportes sustanciales a la vigencia de la democracia.
Prensa Provea, 12.02.04