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Hace 17 años los habitantes de al menos tres sectores de la parroquia Venezuela pasaron a ser los hijos del olvido del municipio Lagunillas. La calidad de vida de 500 familias es cada vez más deplorable. No cuentan con ningún servicio público y las infraestructuras de las viviendas están completamente agrietadas.

Desde hace 52 años, Alba Vásquez habita en el sector Turiacas. En 1995, junto a su familia, quedó censada para un proyecto de reubicación de viviendas por habitar en una zona de subsidencia.

Desde hace 52 años, Alba Vásquez habita en el sector Turiacas. En 1995, junto a su familia, quedó censada para un proyecto de reubicación de viviendas por habitar en una zona de subsidencia. “Desde ese momento nuestros proyectos de vida cambiaron por completo a la espera de una reubicación”.

Desarrollos Urbanísticos de la Costa Oriental del Lago (Ducolsa), a cargo del proyecto denominado Urbanismo Fabricio Ojeda, le dio largas al asunto hasta la fecha. Las familias de unos cinco sectores de la localidad fueron reubicadas a la parroquia El Danto.

Las viviendas de los residentes del sector Turiacas, Canaima y Sibaragua fueron asignadas a trabajadores de Petróleos de Venezuela de la jurisdicción y foráneos. La situación es calificada por los residentes como una injusticia por parte de la industria. Gumersindo Soto destacó que fueron completamente engañados y olvidados por el Gobierno nacional y PDVSA.

La realidad es evidente con tan solo observar las paredes y techos de las viviendas. En algunas casas las paredes han cedido por completo y a los residentes no les queda otra cosa que recoger los escombros y colocar una cortina que simule una pared.

Servicio deplorables

Los habitantes del sector Turiacas, Canaima y Sibaragua no cuentan con ningún servicio público. Todos son usados de manera ilegal. No tienen una buena vialidad y el transporte público funciona a medias. Deisy Bracamontes destacó que los carros por puesto se niegan a entrar a los sectores porque las vías están cada vez más intransitables y carecen de alumbrado.(María Carlota Carval, La Verdad, 31.10.12)

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