El Sindicato Nacional de Trabajadores del Inces “SINTRAINCES”, se dirige a los Trabajadores (as), a las Autoridades del INCES y a la opinión pública en general, en ejercicio de la Contraloría Social y Sindical, en vista de las recientes declaraciones de las Gerentes de Formación Profesional y Formación Técnica del Instituto, Yma Solórzano y Mercedes Martínez, los días 18 y 20 de Febrero de 2013, y que textualmente transcribimos: “Ahora abordaremos la formación con un contingente de Maestros Pueblo, antiguos facilitadores o instructores (…) aquí se debe acabar de ahora y para siempre, las llamadas salidas ocupacionales, cursos, los manuales, módulos de formación u opciones formativas; en adelante, proyectos integrales para resultar altamente pertinentes a nuestra realidad (…) Ahora se formará a los compatriotas a través de proyectos que redunden en beneficios tangibles para el entorno, enmarcados en un trabajo emancipador y no a través de los viejos cursos con marcado provecho de los sectores explotadores.”
1. Eliminar los Cursos, las Salidas Ocupacionales, los Manuales y los Módulos de Formación del INCES es borrar de un plumazo los 54 años de historia, trabajo y acción social de la llamada “Universidad del Pueblo”. Es tirar por la borda el legado del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, el esfuerzo de los servidores públicos que hemos servido a la Institución todos estos años, y la excelencia en la formación de millones de venezolanos (as) que han aprendido un oficio en el INCES sin considerarse esclavos del capitalismo. Más que un cambio metodológico, lo que se vislumbra es un proceso de destrucción de nuestra ya golpeada Institución con la velada intención de desaparecerla.
2. A pesar de lo previsto en las Cláusulas Nros. 3 y 89 de la Convención Colectiva de Trabajo, hubo exclusión del Sindicato, de los Trabajadores (as) y de Personal Técnico en el proceso de toma de decisiones; actitud inconcebible cuando se trata de discutir el rumbo de nuestra Institución mientras se iza la bandera de la inclusión y el obrerismo. Sólo hubo esporádicas declaraciones y reuniones sectorizadas que más que una invitación al debate, fueron transmisiones de órdenes y lineamientos.
3. Existe un enorme impacto laboral en el cambio anunciado. Al cambiar el nombre de los Instructores y Facilitadores a “Maestros Pueblo” se violenta la terminología estandarizada por la “OIT/CINTERFOR”, el Manual Descriptivo de Cargos de la Administración Pública y las denominaciones previstas en la Convención Colectiva INCES 2012 – 2014, que establece sus beneficios laborales. Más grave aún, en lo que va de año el INCES se encuentra paralizado en su función formativa, y ha dejado sin empleo a miles de Facilitadores Contratados por Cursos, constituyéndose en un Despido Masivo e Inestabilidad Laboral extensivo al personal de Programas condenados a desaparecer.
4. Los Proyectos de las Comunas y los Colectivos determinarán la acción formativa del INCES, en el marco de un enfoque del trabajo emancipador. No nos oponemos al impulso de las comunas como forma de organización socio-productiva, pero ese apoyo puede darse sin necesidad de eliminar todo lo demás ¿Acaso al concluir el Proyecto ese individuo no buscará trabajo en las empresas capitalistas? ¿Los Proyectos rechazados quedan excluidos negándosele la oportunidad a un colectivo de formarse? ¿Si no se presentan Proyectos del Área de Comercio, Servicios, Turismo, Salud, etc., por no ser de interés de las Comunas, no habrá formación en el país en esas áreas? ¿Cerraremos las puertas a los Jóvenes, a los Trabajadores (as) por cuenta propia, Empleados Públicos, Discapacitados, Privados de Libertad y demás personas que requieran un curso determinado? ¿Cómo se explica que INCES Militar, sí continúe bajo la dinámica de cursos? ¿Esa “explotación” sí funciona? ¿Qué pasó con la “Misión Saber y Trabajo” lanzada hace un año con bombos y platillos? ¿Si los Proyectos vienen con sus recursos aprobados por un Ente Crediticio, a donde va a ir a parar el dinero que el INCES recauda a las empresas del país? ¿Acaso estamos promoviendo la desprofesionalización en oficios de los trabajadores (as) venezolanos contribuyendo a su precarización laboral y fomentando el “toderismo” con las pretensiones de “integralidad”? ¿Podemos enarbolar la bandera del “trabajo emancipador” cuándo a lo interno se incumplen derechos de nuestra Convención Colectiva, los talleres y la infraestructura sigue en el abandono, sin insumos, con tecnología atrasada a pesar de nuestra adscripción, y con sueldos devaluados? Hacemos un llamado de urgencia a fin de evitar la implosión del INCES y sus nefastas consecuencias para el país. ¡¡¡SALVEMOS AL INCES!!!