Este 11 de junio se dará el puntapié inicial a la Copa Mundial de Fútbol en Sudáfrica, un país que renunció al racismo institucionalizado del apartheid, y que brinda ahora una oportunidad para renovar los esfuerzos de los organismos internacionales para luchar contra la discriminación en todas sus formas.
No todo será correr detrás de una pelota para meterla en valla adversa, el Mundial es también un encuentro de mezclas culturales, una celebración, una competencia, un catalizador para lanzar un llamado contra la intolerancia y el racismo. Estos son flagelos que afectan a muchas mujeres, hombres y niños de todo el mundo y que lamentablemente siguen vigentes.
Un esfuerzo de la FIFA y la UEFA
Hay que reconocer que mucho antes que los dirigentes políticos mundiales, la FIFA y la UEFA, fueron las primeras organizaciones en lanzar campañas globales contra el racismo, a través de programas que promueven la tolerancia. De hecho, la FIFA utilizará una vez más la Copa del Mundo para convertirla en una plataforma contra el racismo a millones de personas en todo el mundo.
Sucede que el Mundial permite conectar con otros pueblos, cuyas historia, cultura y tradiciones son diferentes, testimonio de la riqueza multicultural del planeta. De ahí que los diferentes organismos de la ONU, se valen de este evento para vincular el deporte con el desarrollo y los derechos humanos.
No a la xenofobia y a la intolerancia
Para la Alta Comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, es la ocasión para reflexionar sobre el hecho de que el deporte debe fomentar la cohesión social. Así lo manifiesta en un mensaje efectuado poco antes de la cita de Sudáfrica.
“El miedo, la intolerancia y la xenofobia se pueden combatir con valores diametralmente opuestos del juego limpio y cooperación que son tan fundamentales para los deportes de equipo como el fútbol. La Copa Mundial es tal vez la más alta expresión de la capacidad del fútbol a unirse a millones de personas de todas las regiones del mundo en una búsqueda común y alegre”, subraya.
Responsabilidad de los jugadores
Pero Navy Pillay, llamó a estar alerta sobre el racismo y otras manifestaciones de intolerancia que envenen el deporte – particularmente el fútbol – socavan su mensaje positivo y que lo hacen caer en el descrédito.
Es el caso de los insultos intolerantes e incluso la violencia para difamar y atacar a sus oponentes. Lamentablemente, ni siquiera los propios jugadores han sido a veces capaz de evitar de caer en un comportamiento despreciable, como esos.
Los futbolistas profesionales tienen la obligación de mantener los más altos estándares de la deportividad, ética y al código de conducta de la FIFA, que incluye disposiciones sobre la no discriminación.
El mensaje del Secretario General de la ONU
Por su parte, el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon, que asistió a la cena de gala “Deportes para la Paz”, subrayó el poder aglutinador de esas competencias y cómo pueden servir de plataforma para destacar la importancia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
“En un momento como éste el mundo se une. Desaparecen las barreras, y hablamos el lenguaje común del deporte. Me complace compartir este momento histórico”, dijo.
Tras señalar que el verdadero ganador de la Copa será el continente africano, el líder del organismo mundial pidió anotar goles en las canchas y en la sociedad, asegurando nacimientos seguros, educación de calidad, trabajos decentes, servicios de salud y la eliminación del hambre y la discriminación.
El mensaje es claro: la Copa del Mundo debe dejar claro que no hay lugar para el racismo y la intolerancia en el deporte. A esperar que este llamado sea escuchado y que gane el mejor. (http://www.swisslatin.ch/deportes-1020.htm)