Asesinada, desaparecida

Un grupo de personas amantes del nefasto deporte de boxeo, desde las páginas deportivas y emisoras no han dejado de vitorear a Edwin Valero, siempre con sus 27 nockauct presentes. El suicidio redimió al boxeador y todos sus actos de violencia contra su pareja, su madre, su hermana, sus vecinos, pero además desapareció del mapa público a Jennifer Carolina como víctima , y dejó de lado , en el lugar de las insignificancias su muerte, a pesar de que el glorificado fuera el responsable de su desaparición física , asesinándola, supuestamente , con un bisturí mientras dormía, después de años de violencia, que justo ahora afloran incontinentes en los relatos de la gente que sabía de la mala vida que le tocó a Jennifer Carolina, muy probablemente, desde los 14 años cuando inició su vida de pareja.

El “detalle” de la violencia machista, no ha empañado la gloria del héroe nacional del boxeo. Con no nombrar la otra parte de la tragedia, ha sido suficiente para que un grupo considerable la haya esfumado del panorama social y lo más grave : del ámbito de las posibles reflexiones que en el marco de la justicia y de la pedagogía social es apropiado hacer ,principalmente en un país con estadísticas de violencia alarmantes. Enterrada ella y su tragedia; enterrado también el pero los 27 nockout son inolvidables, su infancia lamentablemente tan poco afortunada y sus adicciones , son su pasaporte para que se mantenga invicto en el imaginario social, deportivamente hablando, con los efectos que esta situación produce en la realidad.

Así se desprende de las palabras de una chica de 14 años -¿de una academia de boxeo?- , quien expresaba su pesar por la muerte del campeón, como una figura a imitar , sin hacer referencia ninguna, sin muestras de indignación, o por lo menos de compasión por la muerte de Jennifer Carolina. En un país con tantas muertes diarias, con el 90% de impunidad, quizás no tiene como espantarse de una muerte más, y menos cuando el victimario se suicida. ¿Dónde habrá colocado esta muchacha el asesinato de una mujer a manos del héroe?

Digamos que la evitación del tema, no necesariamente significa la identificación con el agresor, aunque en las personas adultas esta pasividad crítica les compromete , y su actitud pudiera interpretarse como resultado de la internalización de la violencia machista como un hecho natural, como algo que pasa, como un derecho de los hombres, y por otras vía y con otras palabras volvemos a la identificación con el agresor. La toma de conciencia, en todo caso, no está a la vista.

Por otro lado, comentarios de parte de algunas mujeres sobre Jenniffer Carolina, con pleno desconocimiento de las repercusiones psicológicas de la violencia en las víctimas, han levantado su dedo señalándola por haber permanecido a su lado, por haber aceptado que la golpeara. Con un simple “ella se lo buscó”, expresan sentimientos culpabilizadores dirigidos a las mujeres, vale decir, contra ellas mismas. Y casi en la misma onda, un penalista se atrevió a decir que ella fue la primera que violó las medidas cautelares, al salir del tribunal agarrada de manos con el boxeador, en vez de preguntarse ¿dónde estaba el juez que dictó la medida que permitió que ella saliera con su agresor expuesta a una nueva arremetida?

Pronunciamiento público (fragmentos)
Más de 80 organizaciones de derechos humanos y más de 500 individualidades, mujeres y hombres, denunciaron en una declaración que “la sociedad venezolana y sus instituciones presenciaron indolentes cómo Jennifer Carolina Vieira era víctima de una espiral de violencia” y fue “dejada en manos del agresor, vulnerable y sola”.

“En este caso el Estado venezolano, una vez más, se muestra complaciente y tolerante ante la violencia doméstica contra las mujeres, por ineficacia, no sólo de la acción judicial sino de los entes obligados a la prevención y vigilancia. Esto ocurre en el marco de una flagrante violación a la “CONVENCION INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER «CONVENCION DE BELEM DO PARA» suscrita y adoptada por el Estado venezolano en el año 1995, por lo cual se hace Estado parte de la misma y por lo tanto está obligado a aplicarla.”

“(…) Eso significa que en 2009 de los 16.047 casos conocidos 1.604 fueron mujeres asesinadas y de estas cerca del 90% tuvo por causa la violencia basada en género y tomando estas cifras sólo como una referencia, tenemos que de 3 a 4 mujeres mueren diariamente en Venezuela en manos de los “hombres de sus vidas”. (Marcos Tarre, Violencia y Resiliencia El Nacional del 11 de Abril de 2010)»

“El Estado venezolano representado en el Poder Legislativo, Poder Judicial, el Ministerio Público, los órganos competentes del Poder Ejecutivo y todas las Instituciones públicas que, paradójicamente, en su mayoría tienen a mujeres en los máximos puestos de poder y son responsables de la aplicación de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LOMDVLV) y de la garantía de todos los Derechos Humanos, no hicieron más que mirar a otro lado y esto los hace responsables por omisión de este crimen. El sistema de Justicia del Estado venezolano no actuó con la debida diligencia, no fue justo y eficaz, no dictó y vigiló adecuadamente las medidas de protección que Jennifer Carolina requería.”

“(…) exigimos que este femicidio por su significado público y comunicacional se convierta en un caso de justicia ejemplarizante. Sabemos que ya no es necesaria la imputación del femicida Edwin Valero por el delito que cometió, su doble condición de victimario-víctima se encargo de ello, sin embargo, las responsabilidades del Estado venezolano ante su omisión no pueden quedar impune. Hoy como nunca pedimos que se haga JUSTICIA”.

¿Dónde está el otro asesino?
Los familiares de Naniuska José Bello Urosa y Edgar del Valle Bello Rondón, manifiestan y piden justicia. El domingo 11 de abril en San José de Guanipa, Maestre, un funcionario activo de la Policía municipal de Guanipa, con rango de detective, los asesinó, eran su esposa y suegro, además de herir gravemente a su cuñada. La pareja estaba separada y tenía dos hijos.

«Él siempre la amenazaba con matarla, cuando se separaron le quitó a los niños valiéndose de su condición policial, de hecho una vez que ella lo dejó y se fue para mi casa él fue a buscarla, le cayó a tiros a mi vivienda, y se la llevó esposada como si fuera una delincuente» . Actualmente se encuentra prófugo de la justicia, con sus dos hijos y supuestamente está siendo buscado por todos los organismos de seguridad de la zona.

El director de Poliguanipa, Carlos Brizuela, refirió que hace un par de años Naniuska y sus familiares denunciaron ante ese organismo policial los maltratos y amenazas efectuadas por Maestre, y “aseguró que investigarán los motivos por los cuales no se procesó la acusación”.

De nuevo estamos frente a la pasividad, tolerancia y complacencia de la violencia en grado extremo, a la interpretación discrecional de la ley, y a la impunidad. El caso de Jennifer Carolina es uno de tantos, el de Naniuska también.

¡Exijamos en una sola voz!: No más dilaciones en la aplicación de medidas de protección a las mujeres en situación de riesgo ¡ ! No queremos que Venezuela siga siendo un Estado tolerante con la violencia hacia las mujeres! ! No mas impunidad!

(O8OO-MUJERES) 0800-6853737

Casa de la Mujer Juana Ramírez “La Avanzadora”, Maracay
( Fundada en 1985)
Programa de Atención a mujeres en situación de violencia
De lunes a viernes de 8 a 12 y de 1 a 5 p.m.
CEDIAR -Centro de Documentación e Información Aída Arroyo.
Horario de Servicio: lunes a jueves de 2 a 5.30 pm -Funciona en la misma sede.
Directorio: Órgano Divulgativo de la Casa de la Mujer Juana Ramírez “La Avanzadora”. C/. López Aveledo Norte No. 11. Urb. Calicanto. Aptdo. de Correos 2031. Telefax. 0243- 2463796 Correo E: [email protected]
No. 711 Año XXII- 27-04-10

Una respuesta

  • Ok, es muy lamentable este tipo de violencia pero y la Violencia Obstetrica que esta ran oculta y presente a cada instante en la vida de cada mujer sea analfabeta o PhD las clinicas no han cambiado y siguen ofreciendo una sola opcion acaso eso no es obligar, bueno mejor no me encadeno…

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