Desde que entró en vigencia la reconversión monetaria, la inflación acumulada alcanza 448,3%. Eso significa que aquel bolívar fuerte hoy equivale a solo 0,1823 céntimos. La inflación erosiona el poder adquisitivo, contrae el consumo de las personas y es una de las causas de la actual desaceleración que sufre la economía venezolana.
El factor trabajo reclama aumentos de sueldos para compensar el poder adquisitivo que ha perdido como consecuencia de la inflación. Mientras que el factor capital registra tales aumentos como un incremento en los costos de producción y, para no afectar su margen de ganancias, inmediatamente lo traslada al precio de venta.
Los trabajadores, en cambio, tienen que esperar cada 1° de mayo o hasta la nueva contratación colectiva (en promedio cada dos años) para que se produzca una nueva compensación salarial.
El empeño por trasladar a los precios cualquier aumento de sueldos termina revirtiéndose contra la propia lógica del capital de aumentar las ventas para maximizar sus ganancias. Al caer la demanda, la racionalidad capitalista -en lugar de aumentar los sueldos para reanimar el consumo- lo que hace es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas, con lo cual empeora aún más la situación.
El salario no es solo un costo de producción más: es la principal fuerza motriz del consumo privado y de la demanda agregada. Los aumentos de sueldos serán la fuerza motriz de la reactivación económica, siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a los precios.
Los asalariados, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando reciben un aumento de sueldo tienden a gastarlo todo, no tienen capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la de los capitalistas, los cuales tienen sus necesidades básicas y no básicas satisfechas. Por eso, cualquier aumento de los sueldos mueve la economía. Cuando se castiga el salario, se castiga la actividad económica y se provoca estancamiento y recesión.
El resultado de la pugna por la distribución del ingreso entre trabajo y capital se expresa en el saldo neto del intercambio entre aumento de salarios por inflación. En dependencia de cuál sea mayor estaremos en presencia de una distribución progresiva o regresiva del ingreso. Como la inflación promedio anual sigue siendo superior al aumento de sueldos, quien resulta ganando es el capital.
Una inflación mayor que el incremento salarial es uno de los factores que explica la distribución regresiva del ingreso que se observa en la economía venezolana. Cuando los precios suben, los salarios no lo hacen de inmediato. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando por fin logra una compensación salarial ya ha sido despojado de buena parte de su ingreso. El ajuste salarial, además de ser tardío, no compensa toda la pérdida del poder adquisitivo. Al ser menor el aumento de los sueldos en comparación con la inflación, se produce una transferencia neta del ingreso de los trabajadores que viven de un sueldo fijo a favor del factor capital.
Mientras la inflación suba por el ascensor y los salarios lo hagan por la escalera, seguirá ganando el capital. Si esa es la jugada, yo prefiero que no me suban más el sueldo, pero que paren la inflación. (Publicado en Aporrea.org)