Amilcar Rodríguez es un venezolano que desde el 2008 ha sufrido toda la ineficiencia del sistema judicial, su hija Eesha Rodríguez fue víctima de una severa golpiza por parte de su concubino y sus familiares, además, un caso de mala praxis médica, a la fecha, por ninguno de los dos hechos, existe algún avance.
Tanto para la víctima, como para su padre, el vía crucis comenzó el 28.04.08 cuando ella le comunica a su progenitor que se siente mal y que necesita ir al médico. En el Centro de Diagnostico Integral de Montalbán después de los exámenes de rutina se determina que la paciente sufre de un “trauma cerrado abdominal” con otra serie de complicaciones.
Los médicos que atendieron a la víctima le informan a Rodríguez que el cuadro que presenta su hija fue producto de “una severa golpiza” y es intervenida quirúrgicamente.
Según afirma Rodríguez su hija salió bien de la intervención, sin embargo, después de recibir una inyección intravenosa, de un medicamento que desconoce y no la han querido dar información, se presentó una marcado deterioro en la salud de ella y le ha dejado severas secuelas.
Sobre los hechos que llevaron a Eesha Rodríguez a un CDI de Montalbán, el padre explica “por investigaciones propias, determino que en la golpiza estuvo involucrada toda la familia, seis familiares que la golpearon y luego Jhonson Lugo (concubino) y Joel Lugo (hermano) le negaron el traslado al hospital”.
Después de ambos hechos, en mayo de 2008 Rodríguez interpone una denuncia en la Fiscalía a Jhonson Lugo e inicia diligencia para determinar las responsabilidades por el caso de mala praxis médica y “hasta ahora no hay ningún imputado, no hay investigación” en ambas situaciones.
“No solamente hay retardo procesal, sino también negligencia de parte de la fiscalía (…) y el caso sigue estancado”. Rodríguez asegura que no se han realizado las investigaciones respectivas y ante la ineficiencia del sistema se pregunta “cuántos años puedo esperar para que se haga justicia (…) 10 o 20 años”.
Amilcar Rodríguez, finalizada la entrevista, sale de la sede de Provea y su caminar pausado denota el cansancio y frustración del tiempo que lleva luchando y sin lograr respuesta de nadie, y la certez que todavía falta mucho por sufrir.
Prensa Provea, 10.09.10